Por encima de lo humano y lo divino vosotras, vosotros y vuestro dinero. Por encima de lo humano y lo divino vosotras, vosotros y vuestro dinero. Entre el gusto por Armani y la adicción a la cocaína se encuentran los límites reales de los que se hacen llamar importantes. Sin duda la duda ya no forma parte del ideario de los triunfadores. Los escrúpulos duran lo que tarda en llegar el dinero fácil. Para los débiles están reservadas las viejas y las nuevas enfermedades. La marginación, la más silenciosa. El podrido silencio de sus podridas bocas. En Economía, como en la vida, los liberales saben de quién es la mano invisible que cierra las puertas y abre las heridas, que empuja al suicida a convertirse en suicida. Nadie ayuda a nadie. Por encima de lo humano y lo divino vosotras, vosotros y vuestro dinero. Por encima de lo humano y lo divino vosotras, vosotros y vuestro dinero. Es debajo de los puentes donde se amontonan las filas de cadáveres que aún respiran esa mezcla de hambre, alcohol y heroína. A nosotros podéis engañarnos pero no a nuestros estómagos. El discurso de los vencedores resulta tan amargamente compasivo. Solamente aquellos que escriben y hablan sobre la pobreza, son y serán capaces de encontrar un mínimo de belleza entre la necesidad, la escasez y el hambre. La lástima no es suficiente, la caridad duele y la limosna esconde el terror que nos hace padecer en silencio. ¿Por qué nos hacéis parecer invisibles?. Nadie ayuda a nadie. Por encima de lo humano y lo divino vosotras, vosotros y vuestro dinero. Por encima de lo humano y lo divino vosotras, vosotros y vuestro dinero