[Pablo Neruda - Delia]
Delia es la luz de la ventana abierta
a la verdad, al árbol de la miel,
y paso el tiempo sin que yo supiera
si quedo de los años malheridos
sólo su resplandor de inteligencia
La suavidad de la que acompañó
la dura habitación de mis dolores.
la dura habitación de mis dolores.
Porque a juzgar, por lo que yo recuerdo
donde las siete espadas se clavaron en mí,
buscando sangre,
y me brotó del corazón la ausencia, allí,
Delia.
Desde allí, como el aroma que dejó la rosa
en un traje de luto y en invierno, así
de p***to te reconocí
como si siempre hubieras sido mía
sin ser, sin más que aquel desnudo vestigio
o sombra claro de pétalo o espada luminosa.
La guerra llegó entonces:
tú y yo la recibimos a la puerta:
parecía una virgen transitoria
que Cantaba muriendo y parecía hermoso el humo,
el estampido de la pólvora azul
sobre la nieve,
pero de p***to nuestras ventanas rotas,
la metralla entre los libros, la sangre fresca
la metralla entre los libros, la sangre fresca
la metralla entre los libros, la sangre fresca
la metralla entre los libros, la sangre fresca
Ya vienen por la puerta de Madrid los moros,
Ya vienen por la puerta de Madrid los moros,
entra Franco en su carro de esqueletos,
nuestros amigos muertos, desterrados.
entra Franco en su carro de esqueletos
Delia, entre tantas hojas del árbol de la vida,
tu presencia en el fuego, tu virtud de rocío
en el viento iracundo una paloma.
en el viento iracundo una paloma.
Delia es la luz de la ventana abierta
a la verdad, al árbol de la miel,
y paso el tiempo sin que yo supiera
si quedo de los años malheridos
sólo su resplandor de inteligencia
La suavidad de la que acompañó
la dura habitación de mis dolores.
la dura habitación de mis dolores.
Porque a juzgar, por lo que yo recuerdo
donde las siete espadas se clavaron en mí,
buscando sangre,
y me brotó del corazón la ausencia, allí,
Delia.
Desde allí, como el aroma que dejó la rosa
en un traje de luto y en invierno, así
de p***to te reconocí
como si siempre hubieras sido mía
sin ser, sin más que aquel desnudo vestigio
o sombra claro de pétalo o espada luminosa.
La guerra llegó entonces:
tú y yo la recibimos a la puerta:
parecía una virgen transitoria
que Cantaba muriendo y parecía hermoso el humo,
el estampido de la pólvora azul
sobre la nieve,
pero de p***to nuestras ventanas rotas,
la metralla entre los libros, la sangre fresca
la metralla entre los libros, la sangre fresca
la metralla entre los libros, la sangre fresca
la metralla entre los libros, la sangre fresca
Ya vienen por la puerta de Madrid los moros,
Ya vienen por la puerta de Madrid los moros,
entra Franco en su carro de esqueletos,
nuestros amigos muertos, desterrados.
entra Franco en su carro de esqueletos
Delia, entre tantas hojas del árbol de la vida,
tu presencia en el fuego, tu virtud de rocío
en el viento iracundo una paloma.
en el viento iracundo una paloma.