Emilio Murillo (Colombia)
Ven a mi pobre cabaña
que suspira y te extraña
cuando no estás aquí.
Ven que te espera la hamaca,
y las flores de albahaca
no perfuman sin ti.
Ven pues, mi amor, que triste estoy,
sin ti no hay sol, sin sol no hay luz.
Sin luz no hay fe, sin fe no hay Dios.
Ven, pues, mi amor que triste estoy.
El trapiche se queja,
la manada se aleja
cuando se oculta el sol.
Cuando pases por mi cabaña
donde llora la caña
con suspiros de amor,
abrirán todas las flores
y darán sus olores
los naranjos en flor.
Ven pues, mi amor
Ven a mi pobre cabaña
que suspira y te extraña
cuando no estás aquí.
Ven que te espera la hamaca,
y las flores de albahaca
no perfuman sin ti.
Ven pues, mi amor, que triste estoy,
sin ti no hay sol, sin sol no hay luz.
Sin luz no hay fe, sin fe no hay Dios.
Ven, pues, mi amor que triste estoy.
El trapiche se queja,
la manada se aleja
cuando se oculta el sol.
Cuando pases por mi cabaña
donde llora la caña
con suspiros de amor,
abrirán todas las flores
y darán sus olores
los naranjos en flor.
Ven pues, mi amor