En otra parte, quisiera estar en otra parte
y despertar sin miedo a volver a encontrarte,
mi oportunidad de no dejar que me miraras
mi oportunidad, vendas que mis ojos tapaban.
Y en tu otra parte lágrimas perdidas
las que se secaban con la luz del día,
al cuello mordían con la sangre fría
como almas vacías faltas de valía.
No quiero tus ojos, no quiero tus carnes
de tus rastrojos, tu fuego me arde.
Se acabó, yo sabía que quemarías y que herías, como el sol.
Yo se que te quebrarías y rompías, como yo.
De escuchar tu melodía me dolía,
por favor, olvida tu maestría para otro día... Se acabó.
Nadie se espera, que de mí nadie se espera
que no quiera más, que me corten la cabellera.
No hay miedo a volar, ni a cruzar distintas fronteras.
Ni miedo a volar, ni a vivir con esta ceguera.
Y en mí otra parte cuando se mezclaban
lágrimas perdidas con mi mala baba,
por fin se acababa ya no repetía,
yo me defendía a capa y espada.
Ni gasto cuidado, ni te echo de menos
yo aquí en mi tablao, me sobra el veneno.
Se acabó, yo sabía que quemarías y que herías, como el sol.
Yo se que te quebrarías y rompías, como yo.
De escuchar tu melodía me dolía,
por favor, olvida tu maestría para otro día... Se acabó.
y despertar sin miedo a volver a encontrarte,
mi oportunidad de no dejar que me miraras
mi oportunidad, vendas que mis ojos tapaban.
Y en tu otra parte lágrimas perdidas
las que se secaban con la luz del día,
al cuello mordían con la sangre fría
como almas vacías faltas de valía.
No quiero tus ojos, no quiero tus carnes
de tus rastrojos, tu fuego me arde.
Se acabó, yo sabía que quemarías y que herías, como el sol.
Yo se que te quebrarías y rompías, como yo.
De escuchar tu melodía me dolía,
por favor, olvida tu maestría para otro día... Se acabó.
Nadie se espera, que de mí nadie se espera
que no quiera más, que me corten la cabellera.
No hay miedo a volar, ni a cruzar distintas fronteras.
Ni miedo a volar, ni a vivir con esta ceguera.
Y en mí otra parte cuando se mezclaban
lágrimas perdidas con mi mala baba,
por fin se acababa ya no repetía,
yo me defendía a capa y espada.
Ni gasto cuidado, ni te echo de menos
yo aquí en mi tablao, me sobra el veneno.
Se acabó, yo sabía que quemarías y que herías, como el sol.
Yo se que te quebrarías y rompías, como yo.
De escuchar tu melodía me dolía,
por favor, olvida tu maestría para otro día... Se acabó.