A veces llega un momento en que te haces viejo de repente;
se te caen todos los dientes, te supura la nariz,
tu cerebro se licúa, se te nubla la visión
y tus brazos se desprenden: debe ser la radiación.
Me despierto por las noches como Johnny el del fusil.
Me desmorro cuando intento alcanzar el botiquín.
De repente me doy cuenta del error que cometí
al comprar esa parcela tan barata en Chernobil.
He buscado en la memoria con creciente decepción
el recuerdo ya lejano de mi última erección.
He consultado, en fin, a varias enfermeras y un doctor,
y el diagnóstico más suave fue un pulgar ejecutor.
A veces llega un momento en que te haces viejo de repente;
se te caen todos los dientes, te supura la nariz.
De repente me doy cuenta del error que cometí
al comprar esa parcela tan barata en Chernobil.
Chernobil x 4.
Al comprar esa parcela en Chernobil.
Chernobil x 4.
Al comprar esa parcela en Chernobil.
se te caen todos los dientes, te supura la nariz,
tu cerebro se licúa, se te nubla la visión
y tus brazos se desprenden: debe ser la radiación.
Me despierto por las noches como Johnny el del fusil.
Me desmorro cuando intento alcanzar el botiquín.
De repente me doy cuenta del error que cometí
al comprar esa parcela tan barata en Chernobil.
He buscado en la memoria con creciente decepción
el recuerdo ya lejano de mi última erección.
He consultado, en fin, a varias enfermeras y un doctor,
y el diagnóstico más suave fue un pulgar ejecutor.
A veces llega un momento en que te haces viejo de repente;
se te caen todos los dientes, te supura la nariz.
De repente me doy cuenta del error que cometí
al comprar esa parcela tan barata en Chernobil.
Chernobil x 4.
Al comprar esa parcela en Chernobil.
Chernobil x 4.
Al comprar esa parcela en Chernobil.