EL PUNTO G
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
Por mis cojones me he propuesto yo
averiguar su localización.
Por mucho que a mí me pese
no sale en el GPS.
Centrémonos, volvamos a empezar;
esto ya es un asunto personal.
Yo que soy un hacha encontrando a Wally,
no encuentro el punto G.
¡Maldición!.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
Ni la Biblia ni el Corán se han querido p***unciar.
Castaneda y su Don Juan no hablan sobre el particular.
Tanto he buscado que he llegado
de las Bermudas al Triángulo;
no hallé nada que tuviese
que ver con el punto ese.
Me encuentro en la Isla de Pascua,
he preguntado a las estatuas.
No me dicen nada, se han quedado tiesas,
y así nunca sabré...
¡Maldición!
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
Ni la Biblia ni el Corán se han querido p***unciar.
Castaneda y su Don Juan no hablan sobre el particular.
Ni la Biblia ni el Corán se han querido p***unciar.
Castaneda y su Don Juan, ¡ay!, no hablan sobre el particular.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
Por mis cojones me he propuesto yo
averiguar su localización.
Por mucho que a mí me pese
no sale en el GPS.
Centrémonos, volvamos a empezar;
esto ya es un asunto personal.
Yo que soy un hacha encontrando a Wally,
no encuentro el punto G.
¡Maldición!.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
Ni la Biblia ni el Corán se han querido p***unciar.
Castaneda y su Don Juan no hablan sobre el particular.
Tanto he buscado que he llegado
de las Bermudas al Triángulo;
no hallé nada que tuviese
que ver con el punto ese.
Me encuentro en la Isla de Pascua,
he preguntado a las estatuas.
No me dicen nada, se han quedado tiesas,
y así nunca sabré...
¡Maldición!
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
El punto G, el punto G. ¿Dónde coño está?.
Ni la Biblia ni el Corán se han querido p***unciar.
Castaneda y su Don Juan no hablan sobre el particular.
Ni la Biblia ni el Corán se han querido p***unciar.
Castaneda y su Don Juan, ¡ay!, no hablan sobre el particular.