Yo ya he perdido la esperanza
de que un día se me empine
al calor de una mujer
y mis intentos con los hombres
nunca dieron resultado,
qué le voy a hacer.
Las ingentes energías
que mis gónadas albergan
ya no puedo contener,
pero el estímulo mental
imprescindible para el coito
no he logrado conocer.
Aunque parece al fin que lograré triunfar
y que podrá mi sangre circular
porque me estoy enamorando
y lo voy a confesar:
Me gusta el chucho, me gusta mi pitbull.
Tarde o temprano será mío aunque sea por detrás.
Me gusta el chucho, me gusta mi pitbull.
Hoy por la tarde va a ser mío o se queda sin cenar.
Cuando al fin hice partícipe
al can de mi propósito,
no quiso cooperar.
En postura defensiva
me gruñó feroz,
mostrándome hasta el último molar.
Decidí cambiar de táctica y,
blandiendo un gran churrasco,
me dispuse a negociar
pero el chucho, que no es tonto,
se lanzó con energía
y me buscó la yugular.
Y así rodamos juntos por la alfombra persa
en un abrazo crudo y pasional.
Ahora me faltan siete dedos, pero sé lo que es amar.
Me gusta el chucho, me gusta mi pitbull,
hoy por la tarde ha sido mío, por fin logré trempar.
Me gusta el chucho, esto sí que es glamour
por más que el médico lo llame trastorno bipolar
de que un día se me empine
al calor de una mujer
y mis intentos con los hombres
nunca dieron resultado,
qué le voy a hacer.
Las ingentes energías
que mis gónadas albergan
ya no puedo contener,
pero el estímulo mental
imprescindible para el coito
no he logrado conocer.
Aunque parece al fin que lograré triunfar
y que podrá mi sangre circular
porque me estoy enamorando
y lo voy a confesar:
Me gusta el chucho, me gusta mi pitbull.
Tarde o temprano será mío aunque sea por detrás.
Me gusta el chucho, me gusta mi pitbull.
Hoy por la tarde va a ser mío o se queda sin cenar.
Cuando al fin hice partícipe
al can de mi propósito,
no quiso cooperar.
En postura defensiva
me gruñó feroz,
mostrándome hasta el último molar.
Decidí cambiar de táctica y,
blandiendo un gran churrasco,
me dispuse a negociar
pero el chucho, que no es tonto,
se lanzó con energía
y me buscó la yugular.
Y así rodamos juntos por la alfombra persa
en un abrazo crudo y pasional.
Ahora me faltan siete dedos, pero sé lo que es amar.
Me gusta el chucho, me gusta mi pitbull,
hoy por la tarde ha sido mío, por fin logré trempar.
Me gusta el chucho, esto sí que es glamour
por más que el médico lo llame trastorno bipolar