(Quimi Portet)
Qué bien huelen los pinos cuando el sol los calienta,
y qué bien pasa el tiempo persiguiendo nubes en el cielo.
Quiero ser un feriante y venderte mis baratas quimeras,
verter mi precario ingenio sobre la tierra caliente.
Dulce como el compás de una antigua canción,
vuelve el aire a traer el rumor de tu risa sutil.
Cuando llegó la lluvia a la tierra que abrasa
pregunté al horizonte si volverás a casa.
Y la caricia del viento marino me dijo que si.
Que la brisa peine las encinas, perfume de olas blancas,
corriendo traviesa bajo el cielo azul del añil.
Sabia como un refrán habla y haz callar,
vuelve y ordena el caos, niña, baila y haz llover.
Dulce como el compás de un antiguo son,
vuelve el aire a traer tu risa sutil.
Qué bien huelen los pinos cuando el sol los calienta,
y qué bien pasa el tiempo persiguiendo nubes en el cielo.
Quiero ser un feriante y venderte mis baratas quimeras,
verter mi precario ingenio sobre la tierra caliente.
Dulce como el compás de una antigua canción,
vuelve el aire a traer el rumor de tu risa sutil.
Cuando llegó la lluvia a la tierra que abrasa
pregunté al horizonte si volverás a casa.
Y la caricia del viento marino me dijo que si.
Que la brisa peine las encinas, perfume de olas blancas,
corriendo traviesa bajo el cielo azul del añil.
Sabia como un refrán habla y haz callar,
vuelve y ordena el caos, niña, baila y haz llover.
Dulce como el compás de un antiguo son,
vuelve el aire a traer tu risa sutil.