Montadas en sus maquinas de coser se ven llegar,
cinco viejas por el cruel camino hacia la cuidad.
Y detras de su cabalgar,
un polvo se ve levantar
escombros de sus vidas,
destrozadas por luchar.
Perdiendo el respeto, las viejas del cuarteto
se olvidan de todo, siempre jugando al teto,
y al que no es de Tajo, le importan tres carajos.
Y la gente del lugar, reacciona ante su aparicion,
hay quien critica hay quien aclama, hay quien se queda en su balcon.
Y los estupidos se acercan, para asi poder mofarse,
y los imbeciles imploran con ellas fotografiarse.
Perdiendo el respeto, las viejas del cuarteto
se olvidan de todo, siempre jugando al teto.
y al que no es de Tajo, le importan tres carajos.
Montadas en sus maquinas de coser se ven partir,
cinco viejas para el sendero nunca repetir.
Y sus canciones y poemas tendran diverso destino
algunas te haran recordar que en otoño no hay pepinos.
Perdiendo el respeto, las viejas del cuarteto
se olvidan de todo, siempre jugando al teto,
y al que no es de Tajo, le importan tres carajos
cinco viejas por el cruel camino hacia la cuidad.
Y detras de su cabalgar,
un polvo se ve levantar
escombros de sus vidas,
destrozadas por luchar.
Perdiendo el respeto, las viejas del cuarteto
se olvidan de todo, siempre jugando al teto,
y al que no es de Tajo, le importan tres carajos.
Y la gente del lugar, reacciona ante su aparicion,
hay quien critica hay quien aclama, hay quien se queda en su balcon.
Y los estupidos se acercan, para asi poder mofarse,
y los imbeciles imploran con ellas fotografiarse.
Perdiendo el respeto, las viejas del cuarteto
se olvidan de todo, siempre jugando al teto.
y al que no es de Tajo, le importan tres carajos.
Montadas en sus maquinas de coser se ven partir,
cinco viejas para el sendero nunca repetir.
Y sus canciones y poemas tendran diverso destino
algunas te haran recordar que en otoño no hay pepinos.
Perdiendo el respeto, las viejas del cuarteto
se olvidan de todo, siempre jugando al teto,
y al que no es de Tajo, le importan tres carajos