Letra y música: Tony Delgado
Ahora espero aquí sentado servir una nueva orden,
pero dentro algo me dice que yo no puedo parar,
tantos días, tantas horas, tanto honor desperdiciado
en busca de respuestas que sólo tú me puedes dar,
y yo no quiero escuchar.
Cuantos insultos te hirieron la piel
de aquel simple chaval que no entendía ver
bodrios haciendo cualquier imitación,
y mientras aquí sigo yo.
Ahora sé el por qué del fallo,
tal vez sea mi pelo o mi forma de ser,
eso no es un fallo,
sólo busco verdad y eso es por lo que sigo en pie.
Observados en sus frascos, anuladas reacciones,
por cabezas dominantes siervas de divinidad,
la ignorancia es un regalo, con él dios nos hizo libres,
es el sórdido reflejo del espejo por el cual,
yo no me pienso mirar.
Pasan los días, consumen mi vida,
y siempre aguantando, harto ya de escuchar
bodrios haciendo cualquier imitación,
y mientras aquí sigo yo.
Ahora espero aquí sentado servir una nueva orden,
pero dentro algo me dice que yo no puedo parar,
tantos días, tantas horas, tanto honor desperdiciado
en busca de respuestas que sólo tú me puedes dar,
y yo no quiero escuchar.
Cuantos insultos te hirieron la piel
de aquel simple chaval que no entendía ver
bodrios haciendo cualquier imitación,
y mientras aquí sigo yo.
Ahora sé el por qué del fallo,
tal vez sea mi pelo o mi forma de ser,
eso no es un fallo,
sólo busco verdad y eso es por lo que sigo en pie.
Observados en sus frascos, anuladas reacciones,
por cabezas dominantes siervas de divinidad,
la ignorancia es un regalo, con él dios nos hizo libres,
es el sórdido reflejo del espejo por el cual,
yo no me pienso mirar.
Pasan los días, consumen mi vida,
y siempre aguantando, harto ya de escuchar
bodrios haciendo cualquier imitación,
y mientras aquí sigo yo.