EL CHICO DE LOS OJOS ASUSTADOS
Sigue allí junto a la pared
ese cuerpo que está esperando
en la ventana por ti.
Y tú estás donde no te ve,
pero tú le ves
en la calle de los balcones de atrás.
La pared de ladrillo gris
siempre junto a ti,
siempre junto a ti,
la conoces muy bien,
muy muy bien.
Un portal en la oscuridad
bajo su balcón
sabes muy bien dónde te conduciría.
Sin pensar
oyes al entrar pasos al sonar
risas al chillar dentro de su portal.
Si te vas pierdes la ocasión
de volverla a ver como debe ser
y no sabes pensar, al temblar.
Y siguen allí
y siguen por siempre allí;
sin hablar
tus bellos ojos asustados
Subirás sin poder parar,
sin mirar atrás,
un segundo más y la conocerás.
Al sonar tu respiración contra la pared
en un cuarto piso su voz te asustó.
Ella fue una suave piel, una dulce voz,
ojos de cristal, un segundo de amor,
para ti.
Y viven allí
y nunca se cansarán de mirar
a la ventana encendida.
Y allí seguirá,
de nuevo le has vuelto a ver,
al pasar en la ventana encendida.
Y siguen allí
y siguen por siempre allí;
sin hablar
aquellos ojos asustados
Y viven allí
y nunca se cansarán de mirar
a la ventana encendida.
Y allí seguirá,
de nuevo le has vuelto a ver,
al pasar en la ventana encendida
Sigue allí junto a la pared
ese cuerpo que está esperando
en la ventana por ti.
Y tú estás donde no te ve,
pero tú le ves
en la calle de los balcones de atrás.
La pared de ladrillo gris
siempre junto a ti,
siempre junto a ti,
la conoces muy bien,
muy muy bien.
Un portal en la oscuridad
bajo su balcón
sabes muy bien dónde te conduciría.
Sin pensar
oyes al entrar pasos al sonar
risas al chillar dentro de su portal.
Si te vas pierdes la ocasión
de volverla a ver como debe ser
y no sabes pensar, al temblar.
Y siguen allí
y siguen por siempre allí;
sin hablar
tus bellos ojos asustados
Subirás sin poder parar,
sin mirar atrás,
un segundo más y la conocerás.
Al sonar tu respiración contra la pared
en un cuarto piso su voz te asustó.
Ella fue una suave piel, una dulce voz,
ojos de cristal, un segundo de amor,
para ti.
Y viven allí
y nunca se cansarán de mirar
a la ventana encendida.
Y allí seguirá,
de nuevo le has vuelto a ver,
al pasar en la ventana encendida.
Y siguen allí
y siguen por siempre allí;
sin hablar
aquellos ojos asustados
Y viven allí
y nunca se cansarán de mirar
a la ventana encendida.
Y allí seguirá,
de nuevo le has vuelto a ver,
al pasar en la ventana encendida