La luna lunera jugaba a ser farola,
perfilando dos sombras en el callejón,
que voraces y temblorosas,
se fundieron en una. Así todo empezó.
Buscando calor.
Y la luna lunera se murió de envidia.
Pasaron dos años
y ellos de aburrimiento,
lo que empezó con violines
acabó a cañonazos.
Vámonos a otro sitio mi cielo,
donde no nos mate el amor.
La luna lunera bailaba en los tejados,
acariciando dos sombras en el callejón,
que voraces y temblorosas,
se fundieron en una. Así todo empezó.
Buscando calor.
Y la luna lunera se murió de envidia.
Pasaron dos años
y ellos de aburrimiento,
lo que empezó con violines
acabó a cañonazos.
Vámonos a otro sitio mi cielo,
donde no nos mate el amor.
Y la luna lunera se murió de envidia.
Pasaron dos años
y ellos de aburrimiento,
lo que empezó con violines
acabó a cañonazos.
Vámonos a otro sitio mi cielo,
donde no nos mate el amor.
perfilando dos sombras en el callejón,
que voraces y temblorosas,
se fundieron en una. Así todo empezó.
Buscando calor.
Y la luna lunera se murió de envidia.
Pasaron dos años
y ellos de aburrimiento,
lo que empezó con violines
acabó a cañonazos.
Vámonos a otro sitio mi cielo,
donde no nos mate el amor.
La luna lunera bailaba en los tejados,
acariciando dos sombras en el callejón,
que voraces y temblorosas,
se fundieron en una. Así todo empezó.
Buscando calor.
Y la luna lunera se murió de envidia.
Pasaron dos años
y ellos de aburrimiento,
lo que empezó con violines
acabó a cañonazos.
Vámonos a otro sitio mi cielo,
donde no nos mate el amor.
Y la luna lunera se murió de envidia.
Pasaron dos años
y ellos de aburrimiento,
lo que empezó con violines
acabó a cañonazos.
Vámonos a otro sitio mi cielo,
donde no nos mate el amor.