Todos los nervios afilados como un velocista
mientras esperas el disparo.
Y sentir como el fuego va calentando cada palmo de mi piel.
Desatar la conciencia solo hasta el amanecer.
Deslumbrar al sol, hermosa sensación.
Ha llegado el día de la resurrección.
Hay sangre en mi camisa y no recuerdo por qué
ni en que momento me hice adicto a la adrenalina.
Como animal desorientado que huye hacia ningún lugar.
Con los zapatos embarrados
y no sé en que momento
el caos noqueó a la razón.
No había nadie al volante.
Inminente sensación de estar ya muerto.
Deslumbrar al sol, hermosa sensación.
Ha llegado el día de la resurrección.
Hay sangre en mi camisa y no recuerdo por qué
ni en que momento me hice adicto a la adrenalina.
Nos vimos desde afuera.
Abandonando nuestros cuerpos y siguió el Rock and Roll.
Vislumbro la frontera
ya no hay retorno y sólo queda la destrucción.
Ya no había nada que quemar
y nos sentamos para contemplar nuestra obra maestra.
La ciudad devorada por cadáveres que caminan sin control
esperando el momento a que comience otra vez el baile.
Deslumbrar al sol, hermosa sensación.
Ha llegado el día de la resurrección.
Hay sangre en mi camisa y no recuerdo por qué
ni en que momento me hice adicto a la adrenalina.
mientras esperas el disparo.
Y sentir como el fuego va calentando cada palmo de mi piel.
Desatar la conciencia solo hasta el amanecer.
Deslumbrar al sol, hermosa sensación.
Ha llegado el día de la resurrección.
Hay sangre en mi camisa y no recuerdo por qué
ni en que momento me hice adicto a la adrenalina.
Como animal desorientado que huye hacia ningún lugar.
Con los zapatos embarrados
y no sé en que momento
el caos noqueó a la razón.
No había nadie al volante.
Inminente sensación de estar ya muerto.
Deslumbrar al sol, hermosa sensación.
Ha llegado el día de la resurrección.
Hay sangre en mi camisa y no recuerdo por qué
ni en que momento me hice adicto a la adrenalina.
Nos vimos desde afuera.
Abandonando nuestros cuerpos y siguió el Rock and Roll.
Vislumbro la frontera
ya no hay retorno y sólo queda la destrucción.
Ya no había nada que quemar
y nos sentamos para contemplar nuestra obra maestra.
La ciudad devorada por cadáveres que caminan sin control
esperando el momento a que comience otra vez el baile.
Deslumbrar al sol, hermosa sensación.
Ha llegado el día de la resurrección.
Hay sangre en mi camisa y no recuerdo por qué
ni en que momento me hice adicto a la adrenalina.