Costa Sol, ocho y cuarto ya.
Paco y yo esperando a los demás.
Todo igual, sólo faltas tú.
Todo igual salvo que esta vez
no vendrás a la hora ni después.
Y aunque no te espero,
desde luego siento no volverte a ver.
Para dar una razón a estos nervios o, al menos,
volverlos a vivir, volverlos a vivir.
En el asiento de atrás cinco minutos, no más,
acariciando a otra persona mientras te recuerdo junto a mí.
Por qué no cambiamos de bar,
vaya a ser que aparezca por azar
y se acerque tanto, tanto, tanto
que me cueste respirar.
Quiero dar una razón a estos nervios o, al menos,
volverlos a vivir, volverlos a vivir.
En el asiento de atrás cinco minutos, no más,
acariciando a otra persona mientras te recuerdo junto a mí.
Quiero dar una razón a estos nervios o, al menos,
volverlos a vivir, volverlos a vivir.
En el asiento de atrás cinco minutos, no más,
acariciando a otra persona mientras te recuerdo junto a mí.
Paco y yo esperando a los demás.
Todo igual, sólo faltas tú.
Todo igual salvo que esta vez
no vendrás a la hora ni después.
Y aunque no te espero,
desde luego siento no volverte a ver.
Para dar una razón a estos nervios o, al menos,
volverlos a vivir, volverlos a vivir.
En el asiento de atrás cinco minutos, no más,
acariciando a otra persona mientras te recuerdo junto a mí.
Por qué no cambiamos de bar,
vaya a ser que aparezca por azar
y se acerque tanto, tanto, tanto
que me cueste respirar.
Quiero dar una razón a estos nervios o, al menos,
volverlos a vivir, volverlos a vivir.
En el asiento de atrás cinco minutos, no más,
acariciando a otra persona mientras te recuerdo junto a mí.
Quiero dar una razón a estos nervios o, al menos,
volverlos a vivir, volverlos a vivir.
En el asiento de atrás cinco minutos, no más,
acariciando a otra persona mientras te recuerdo junto a mí.