No es perverso que seas joven,
lo perverso es que aún ignores
que te uso para encontrar dónde estoy.
Nos desnudamos por completo,
tú por fuera y yo por dentro,
qué inocente pareces sin jersey.
Algo pasa que no siento
despegar los pies del suelo,
concentrar el universo
en los vértices de un beso,
en los vértices de un beso.
Que esto sea un desastre
no te debería preocupar,
piénsalo más tarde.
A los 15 años
muy pocas alcanzan tu nivel,
así que no pares.
Hay que darse prisa,
el tiempo es muy caro en este hotel,
¿o es un Kindergarten?,
¿o es un Kindergarten?,
¿o es un Kindergarten?,
¿o es un Kindergarten?
No te apures,
yo te acerco hasta la boca del metro.
Dos besitos, hasta siempre, bye bye.
Ya en el coche de vuelta a casa,
ni siquiera siento náuseas,
no hay remedio, esta cosa soy yo, soy yo.
¿Qué me pasa que no siento?
¿Qué me pasa que no siento?
¿Qué me pasa que no siento?
Que esto sea un desastre
no me debería preocupar,
ya pensé bastante.
Hubo ratos buenos,
sus manos temblaban como yo
cuando empecé a amarte.
No teníamos prisa
ni importaba el precio del hotel.
No era un Kindergarten,
no era un Kindergarten,
no era un Kindergarten,
no era un Kindergarten.
lo perverso es que aún ignores
que te uso para encontrar dónde estoy.
Nos desnudamos por completo,
tú por fuera y yo por dentro,
qué inocente pareces sin jersey.
Algo pasa que no siento
despegar los pies del suelo,
concentrar el universo
en los vértices de un beso,
en los vértices de un beso.
Que esto sea un desastre
no te debería preocupar,
piénsalo más tarde.
A los 15 años
muy pocas alcanzan tu nivel,
así que no pares.
Hay que darse prisa,
el tiempo es muy caro en este hotel,
¿o es un Kindergarten?,
¿o es un Kindergarten?,
¿o es un Kindergarten?,
¿o es un Kindergarten?
No te apures,
yo te acerco hasta la boca del metro.
Dos besitos, hasta siempre, bye bye.
Ya en el coche de vuelta a casa,
ni siquiera siento náuseas,
no hay remedio, esta cosa soy yo, soy yo.
¿Qué me pasa que no siento?
¿Qué me pasa que no siento?
¿Qué me pasa que no siento?
Que esto sea un desastre
no me debería preocupar,
ya pensé bastante.
Hubo ratos buenos,
sus manos temblaban como yo
cuando empecé a amarte.
No teníamos prisa
ni importaba el precio del hotel.
No era un Kindergarten,
no era un Kindergarten,
no era un Kindergarten,
no era un Kindergarten.