Había dos aparatos de radio,
uno enfrente de otro,
discutiendo sobre cuál de los dos
se estropearía antes por mí.
Yo les dije: silencio, ¡silencio!,
pues estaba disfrutando
del sonido producido por los coches
sobre la carretera mojada.
Sólo se calló uno de los aparatos,
el blanco, el blanco,
y en el otro, el de color indefinido,
comenzó a sonar una canción que me recordaba a ti.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Había dos aparatos de radio,
uno enfrente de otro,
discutiendo sobre cuál de los dos
se estropearía antes por mí.
uno enfrente de otro,
discutiendo sobre cuál de los dos
se estropearía antes por mí.
Yo les dije: silencio, ¡silencio!,
pues estaba disfrutando
del sonido producido por los coches
sobre la carretera mojada.
Sólo se calló uno de los aparatos,
el blanco, el blanco,
y en el otro, el de color indefinido,
comenzó a sonar una canción que me recordaba a ti.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Y tu voz en los neumáticos de la carretera.
Había dos aparatos de radio,
uno enfrente de otro,
discutiendo sobre cuál de los dos
se estropearía antes por mí.