Mientras te miras, cuando te sonrojas,
sobre tus curvas, antes del beso,
parte del ritmo roza tu pulso.
Vengo a abrazarte, soy un impulso,
estoy de tu lado, parto de nada,
vengo de lejos por la fragancia,
corazonada tan inconsciente,
existe una chispa que me mantiene.
Estoy en el hambre, vivo en el hombre
como la muerte, naturalmente.
Soy un animal, puro coraje
ante la sed, claro, salvaje.
También yo soy planta, enredadera
que se abre paso entre las grietas,
floreceremos entrelazados ante la sed,
bravos hermanos que nos mojamos
mucho la tripa porque apostamos
por la quimera que se avecina.
No te dejaré nunca de empujar,
no te dejaré nunca de empujar.
Estaré contigo cuando anochezca,
contigo cuando te duermas,
contigo cuando las estrellas
te pidan a gritos que apuestes por ellas,
contigo en la luz de la mañana,
contigo contra el monstruo de las Ramblas,
contigo cuando la fuerza de las trompetas
se torne grande, gigante, coloso.
Ni los catorce ochomiles, uno encima de otro,
alcanzan a ver lo que yo provoco.
Cuando nazco, cuando en ti broto, yo estallo
como un estadio, como los lobos en luna llena,
yo soy el grito que te propulsa
hacia las garras de la belleza.
No te dejaré nunca,
no te dejaré nunca,
no te dejaré nunca de empujar,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca de empujar.
sobre tus curvas, antes del beso,
parte del ritmo roza tu pulso.
Vengo a abrazarte, soy un impulso,
estoy de tu lado, parto de nada,
vengo de lejos por la fragancia,
corazonada tan inconsciente,
existe una chispa que me mantiene.
Estoy en el hambre, vivo en el hombre
como la muerte, naturalmente.
Soy un animal, puro coraje
ante la sed, claro, salvaje.
También yo soy planta, enredadera
que se abre paso entre las grietas,
floreceremos entrelazados ante la sed,
bravos hermanos que nos mojamos
mucho la tripa porque apostamos
por la quimera que se avecina.
No te dejaré nunca de empujar,
no te dejaré nunca de empujar.
Estaré contigo cuando anochezca,
contigo cuando te duermas,
contigo cuando las estrellas
te pidan a gritos que apuestes por ellas,
contigo en la luz de la mañana,
contigo contra el monstruo de las Ramblas,
contigo cuando la fuerza de las trompetas
se torne grande, gigante, coloso.
Ni los catorce ochomiles, uno encima de otro,
alcanzan a ver lo que yo provoco.
Cuando nazco, cuando en ti broto, yo estallo
como un estadio, como los lobos en luna llena,
yo soy el grito que te propulsa
hacia las garras de la belleza.
No te dejaré nunca,
no te dejaré nunca,
no te dejaré nunca de empujar,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca más,
no te dejaré nunca de empujar.