Su gesto duro, como insensible al dolor,
defiende el margen de sus dominios,
con voz segura, en su ambición militar,
ordena el mundo desde la cima.
Acomodado en el sillón del poder,
espera el golpe del adversario.
En la distancia, sin traspasar el umbral,
se oyen los gritos de sus vasallos.
defiende el margen de sus dominios,
con voz segura, en su ambición militar,
ordena el mundo desde la cima.
Acomodado en el sillón del poder,
espera el golpe del adversario.
En la distancia, sin traspasar el umbral,
se oyen los gritos de sus vasallos.