El frío de la noche te marca su ritmo, el aire del norte empieza a punzar.
Pelicano despierta entre risas ahogadas, el demonio te asfixia, no tiene piedad.
El puño no duerme, tampoco el croissant, siempre perforando en la oscuridad.
Sabor alargado no encuentra destino, la boca no es plomo para perforar.
Maquinas estáticas que haces volar, adoquines mojados pisas al andar.
El demonio te envuelve por la catedral, el destino te lleva al mismo lugar.
La bolsa no es pura, refréscala en paz, bohemios te cantan con sinceridad.
Locura borracha les condena a su fin, quijada torcida les gusta adorar.
Turcos y pitas caseros de Olot, el camino de siempre, gloria al salvador.
Mañas despiertan vestidas de luz, kirikis que cantan su sueño fugaz.
La bestia no para de hostigar, palabras de hiel que se hacen notar.
Sobran palabras donde hierve la risa, que habrá detrás de la profundidad.
Holi no es poco, el te hace sentir, que el ritmo de la noche es para ti.
Jamás tan fiel la horma al zapato, nunca tal horma se pudo esperar
Pelicano despierta entre risas ahogadas, el demonio te asfixia, no tiene piedad.
El puño no duerme, tampoco el croissant, siempre perforando en la oscuridad.
Sabor alargado no encuentra destino, la boca no es plomo para perforar.
Maquinas estáticas que haces volar, adoquines mojados pisas al andar.
El demonio te envuelve por la catedral, el destino te lleva al mismo lugar.
La bolsa no es pura, refréscala en paz, bohemios te cantan con sinceridad.
Locura borracha les condena a su fin, quijada torcida les gusta adorar.
Turcos y pitas caseros de Olot, el camino de siempre, gloria al salvador.
Mañas despiertan vestidas de luz, kirikis que cantan su sueño fugaz.
La bestia no para de hostigar, palabras de hiel que se hacen notar.
Sobran palabras donde hierve la risa, que habrá detrás de la profundidad.
Holi no es poco, el te hace sentir, que el ritmo de la noche es para ti.
Jamás tan fiel la horma al zapato, nunca tal horma se pudo esperar