¡Grita! Que la furia no te atrape no se deja que la sangre renacida se coagula que la llaga incurable se regresa y se vuelve a ulcerar ¡rezan! Muchos oran no creyéndolo que rezan ensuciando lo que lloran y se dejan cabalgando la desesperanza del milagro fatal será por la secuela que los alacranes clavan y no vuelan se infartan, te infartan, nos creman abrumados de ver que no les alcanza el milagro fatal de los que saben que no saben lo que saben, degeneran agobiados por terror y la confianza ignorando toda luz que se concibe y se torna mortal.
Pare de sufrir dice la televisión y la llamarada arroja un viento infernal cobra por el mundo el diezmo pide por batir salvación del alma, encarna vuelve a surgir el discurso ¡criminal! La parodia ¡criminal! Moralina ¡criminal! La mentira ¡criminal! Que nos hace ver como perturba el existir la cuerda que rodea el cuello nuestro porvenir.
Ciénagas, odio, ciénagas, pantanos de odio...
¡Grita! Que la furia no te atrape no se deja que la sangre renacida se coagula que la llaga incurable se regresa y se vuelve a ulcerar ¡rezan! Muchos oran no creyendo lo que rezan ensuciando lo que lloran y se dejan cabalgando la desesperanza de un milagro fatal pare de sufrir grita la televisión y la llamarada.
Arroja un viento infernal cobra por el mundo el diezmo pide por batir salvación del alma, encarna, vuelve a surgir ¡criminal! ¡criminal! ¡criminal! ¡criminal! ¡criminal!
Pare de sufrir dice la televisión y la llamarada arroja un viento infernal cobra por el mundo el diezmo pide por batir salvación del alma, encarna vuelve a surgir el discurso ¡criminal! La parodia ¡criminal! Moralina ¡criminal! La mentira ¡criminal! Que nos hace ver como perturba el existir la cuerda que rodea el cuello nuestro porvenir.
Ciénagas, odio, ciénagas, pantanos de odio...
¡Grita! Que la furia no te atrape no se deja que la sangre renacida se coagula que la llaga incurable se regresa y se vuelve a ulcerar ¡rezan! Muchos oran no creyendo lo que rezan ensuciando lo que lloran y se dejan cabalgando la desesperanza de un milagro fatal pare de sufrir grita la televisión y la llamarada.
Arroja un viento infernal cobra por el mundo el diezmo pide por batir salvación del alma, encarna, vuelve a surgir ¡criminal! ¡criminal! ¡criminal! ¡criminal! ¡criminal!