Siempre de negro vestía,
a un mal fario encadenada,
la Petenera vivía
como una rosa enlutada.
Los puertos y los colmados,
la guitarra y el mal vino
sabían de su pecado,
de su tormento callao
y de su maldito sino.
Y en coplas de madrugada
ella lloraba su pena
con una voz desgarrada:
No llamarme Petenera,
que ese mote es mi castigo,
ese nombre es la bandera
que está acabando conmigo.
Mare de mi corazón,
que es la cruz y la ceguera
de mis tormentos mayores.
No llamarme Petenera
que yo me llamo Dolores, Dolores.
Ella subió su calvario
y la copla la siguió, como un eco del mal fario
pregonando su dolor.
Y no hubo un hombre siquiera
que llegara a su camino
y la mano le tendiera,
y así de la Petenera
tenía que c**plirse el sino.
Y después que se murió
todavía se sigue cantando
la copla que la mató:
No llamarme Petenera,
que ese mote es mi castigo,
ese nombre es la bandera
que está acabando conmigo.
Mare de mi corazón,
que es la cruz y la ceguera
de mis tormentos mayores.
No llamarme Petenera
que yo me llamo Dolores, Dolores.
a un mal fario encadenada,
la Petenera vivía
como una rosa enlutada.
Los puertos y los colmados,
la guitarra y el mal vino
sabían de su pecado,
de su tormento callao
y de su maldito sino.
Y en coplas de madrugada
ella lloraba su pena
con una voz desgarrada:
No llamarme Petenera,
que ese mote es mi castigo,
ese nombre es la bandera
que está acabando conmigo.
Mare de mi corazón,
que es la cruz y la ceguera
de mis tormentos mayores.
No llamarme Petenera
que yo me llamo Dolores, Dolores.
Ella subió su calvario
y la copla la siguió, como un eco del mal fario
pregonando su dolor.
Y no hubo un hombre siquiera
que llegara a su camino
y la mano le tendiera,
y así de la Petenera
tenía que c**plirse el sino.
Y después que se murió
todavía se sigue cantando
la copla que la mató:
No llamarme Petenera,
que ese mote es mi castigo,
ese nombre es la bandera
que está acabando conmigo.
Mare de mi corazón,
que es la cruz y la ceguera
de mis tormentos mayores.
No llamarme Petenera
que yo me llamo Dolores, Dolores.