Rondabas por mi dehesa
Y un día me hablaste, llegando a mi altura:
-Su buen corazón, condesa,
Hará que en el toro, yo llegue a figura.
Y ordené a mis mayorales,
Conmovida por tu voz:
-Apartarle dos erales,
Que a éste lo apadrino yo.
Subiste a los carteles en un momento.
Los brillos de tus caireles son mi tormento.
Madrina, por fuera jardín de rosa,
Por dentro zarza de espina.
Madrina, mi pena es de dolorosa
Y nadie me la adivina.
No sabes de mi amargura,
Pues tu locura sólo es el toro
Y a solas me bebo el llanto,
De tanto y tanto como te adoro.
Madrina, madrina, sin un lucero
Madrina, sin un te quiero.
La gente no se imagina,
Que el hombre de mi corazón,
Me llama sólo madrina.
Por c**pa de una sonrisa,
Que echaste a unos ojos que había en barrera
Un toro de mi divisa,
Manchó de amapolas tu estampa torera.
¡Si se salva, Padre Mío,
En silencio seguiré;
En tus manos los confío,
Que eres el del Gran Poder!
De nuevo por las arenas vistes de luces;
Y yo mi caudal de pena lloro entre cruces.
Madrina, por fuera jardín de rosa,
Por dentro zarza de espina.
Madrina, mi pena es de dolorosa
Mas nadie me la adivina.
No sabes de mi amargura,
Pues tu locura solo es el toro
Y a solas me bebo el llanto,
De tanto y tanto como te adoro.
Madrina, madrina, sin un lucero
Madrina, sin un te quiero
La gente no se imagina,
Que el hombre de mi corazón
Me llama sólo madrina
Y un día me hablaste, llegando a mi altura:
-Su buen corazón, condesa,
Hará que en el toro, yo llegue a figura.
Y ordené a mis mayorales,
Conmovida por tu voz:
-Apartarle dos erales,
Que a éste lo apadrino yo.
Subiste a los carteles en un momento.
Los brillos de tus caireles son mi tormento.
Madrina, por fuera jardín de rosa,
Por dentro zarza de espina.
Madrina, mi pena es de dolorosa
Y nadie me la adivina.
No sabes de mi amargura,
Pues tu locura sólo es el toro
Y a solas me bebo el llanto,
De tanto y tanto como te adoro.
Madrina, madrina, sin un lucero
Madrina, sin un te quiero.
La gente no se imagina,
Que el hombre de mi corazón,
Me llama sólo madrina.
Por c**pa de una sonrisa,
Que echaste a unos ojos que había en barrera
Un toro de mi divisa,
Manchó de amapolas tu estampa torera.
¡Si se salva, Padre Mío,
En silencio seguiré;
En tus manos los confío,
Que eres el del Gran Poder!
De nuevo por las arenas vistes de luces;
Y yo mi caudal de pena lloro entre cruces.
Madrina, por fuera jardín de rosa,
Por dentro zarza de espina.
Madrina, mi pena es de dolorosa
Mas nadie me la adivina.
No sabes de mi amargura,
Pues tu locura solo es el toro
Y a solas me bebo el llanto,
De tanto y tanto como te adoro.
Madrina, madrina, sin un lucero
Madrina, sin un te quiero
La gente no se imagina,
Que el hombre de mi corazón
Me llama sólo madrina