Justiniano, Luciano, Ponciano,
Son tres nombres con fin maloliente
Sin embargo la gente decente,
Teme más el llamarse Herculano.
Ser un Próculo, pués ya es un descaro.
Pues no sale del círculo acedo,
el que sale feliz es Expedo,
pero apesta a demonios y a rayos.
Sin embargo pa´ hacerlo bonito,
un imbécil se puso Expedito.
¡Qué delicia, señor, de criatura,
Hasta en eso se ve su finura!
Es por eso que el buen Herculano,
fue al juzgado a cambiarse de nombre,
y alegó con el juez el fulano
de las vergüenzas que pasa siendo hombre.
- Doy mi nombre, les doy Herculano;
- No procede, señor, la respuesta.
Y aquel juez, alburero y villano,
Luego, luego le dice: ¡Me prestas!
¿Y ya tiene en la mente el señor
con qué nombre lo van a llamar?
-¿Va usté a creer si le digo pos que no?;
no me he puesto ese punto a pensar.
Yo quisiera tener en mi nombre
lo profundo de un sabio del mundo...
¡Ya lo tengo, señor, no se asombre:
Yo me quiero llamar don Profundo!
Y en un acta que tiene a la mano
Se le borra este nombre a Herculano.
Nace ahora en un breve segundo,
Quien responde a este nombre: Profundo.
Ya Profundo se llena de fiesta:
-Pa´ servirle: Profundo Cedillo.
Y el villano del juez le contesta:
-A sus órdenes don Profundillo,
Y si puede también me lo presta
Son tres nombres con fin maloliente
Sin embargo la gente decente,
Teme más el llamarse Herculano.
Ser un Próculo, pués ya es un descaro.
Pues no sale del círculo acedo,
el que sale feliz es Expedo,
pero apesta a demonios y a rayos.
Sin embargo pa´ hacerlo bonito,
un imbécil se puso Expedito.
¡Qué delicia, señor, de criatura,
Hasta en eso se ve su finura!
Es por eso que el buen Herculano,
fue al juzgado a cambiarse de nombre,
y alegó con el juez el fulano
de las vergüenzas que pasa siendo hombre.
- Doy mi nombre, les doy Herculano;
- No procede, señor, la respuesta.
Y aquel juez, alburero y villano,
Luego, luego le dice: ¡Me prestas!
¿Y ya tiene en la mente el señor
con qué nombre lo van a llamar?
-¿Va usté a creer si le digo pos que no?;
no me he puesto ese punto a pensar.
Yo quisiera tener en mi nombre
lo profundo de un sabio del mundo...
¡Ya lo tengo, señor, no se asombre:
Yo me quiero llamar don Profundo!
Y en un acta que tiene a la mano
Se le borra este nombre a Herculano.
Nace ahora en un breve segundo,
Quien responde a este nombre: Profundo.
Ya Profundo se llena de fiesta:
-Pa´ servirle: Profundo Cedillo.
Y el villano del juez le contesta:
-A sus órdenes don Profundillo,
Y si puede también me lo presta