El cuervo largo, negro y severo,
señalando con el dedo.
Predicando a pecadores
con sus aires superiores.
Las cotorras perfumadas,
Astracanadas, peinadas, reconciliadas,
miran a las pájaras sentadas
desde los ojos de sus caras.
La gallina preñada
con polluelos bajo el ala.
El gallo a su lado sentado,
preocupado, coronado.
El loro apoyado en su bastón
dormitando en el sermón.
Sus párpados pesados
apoyados en las yemas
de los dedos de sus manos.
El pavo real desplumado
de sus honores pasados,
empujando con revuelo
quiere ser siempre el primero.
La urraca, figura encorvada,
robando horas que son prestadas.
Su cabeza mantelada
hasta el suelo está agachada.
Triste sombra del duelo
El cuco de la calle de Serrano,
su alondra de la mano,
plumas bien alisadas,
alas recién estrenadas.
El buitre die ser cristiano
tirando un poquito a pagano.
Su plumaje escapulario.
Y en su garra escapularia
hace presa de un rosario.
señalando con el dedo.
Predicando a pecadores
con sus aires superiores.
Las cotorras perfumadas,
Astracanadas, peinadas, reconciliadas,
miran a las pájaras sentadas
desde los ojos de sus caras.
La gallina preñada
con polluelos bajo el ala.
El gallo a su lado sentado,
preocupado, coronado.
El loro apoyado en su bastón
dormitando en el sermón.
Sus párpados pesados
apoyados en las yemas
de los dedos de sus manos.
El pavo real desplumado
de sus honores pasados,
empujando con revuelo
quiere ser siempre el primero.
La urraca, figura encorvada,
robando horas que son prestadas.
Su cabeza mantelada
hasta el suelo está agachada.
Triste sombra del duelo
El cuco de la calle de Serrano,
su alondra de la mano,
plumas bien alisadas,
alas recién estrenadas.
El buitre die ser cristiano
tirando un poquito a pagano.
Su plumaje escapulario.
Y en su garra escapularia
hace presa de un rosario.