Tañe la campana vistiendo sus faldones.
Murmurando oraciones flota pasillo abajo,
de la alcoba al sagrario, su camino diario.
Misa de siete, rosario de nueve.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
En sus noventa años de cura provinciano
libró contra satán noventa mil batallas.
Y salvó del infierno a un puñado de almas
con sus rezos y penitencias largas.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
Fue buen catador del vino de su tierra,
jugador del mus y el dominó en la taberna.
Y al calor del casino charla con sus amigos
sobre la guerra y los tiempos perdidos.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
Se le apagan las luces de bendecir curces
y lo sacan con los pies p'alante,
a este cura caballero, a este santo arrepentido,
que bajo el manto de la virgen se ha dormido.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
Murmurando oraciones flota pasillo abajo,
de la alcoba al sagrario, su camino diario.
Misa de siete, rosario de nueve.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
En sus noventa años de cura provinciano
libró contra satán noventa mil batallas.
Y salvó del infierno a un puñado de almas
con sus rezos y penitencias largas.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
Fue buen catador del vino de su tierra,
jugador del mus y el dominó en la taberna.
Y al calor del casino charla con sus amigos
sobre la guerra y los tiempos perdidos.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.
Se le apagan las luces de bendecir curces
y lo sacan con los pies p'alante,
a este cura caballero, a este santo arrepentido,
que bajo el manto de la virgen se ha dormido.
Don Roque, piedra de toque
de aquella iglesia española.
Vieja gloria, vencejo añejo,
que ha escrito páginas de historia.