Vengan a ver...
El bailongo se formo
en su ley
a la luz de un gran farol
medioeval.
Todo el barrio se volco
en aquel
caseron, bajo el parral
a bailar,
y al quejarse el bandoneon
se escucho
tristes las notas de un tango
que nos hablaba de amor,
de mujer, de traición,
de milongas manchadas de sangre
de sus malevos y el Picaflor.
Se fue el arrabal
con toda su ley.
Su historia es, tal vez,
la cruz del puñal.
Se fue el arrabal
que hablaba de amor
y aquel taconear
también se perdio.
Quien no sintio
la emoción del taconear
y el ardor
que provoca el bandoneon
al llorar?
Tango brujo de arrabal,
triste son
que se agita en el misal
de un querer
y en la lirica pasion
del maton.
Notas que muerden las carnes
con su motivo sensual
al volcar la pasion
que llevamos, tal vez, muy adentro,
en lo más hondo del corazón.
El bailongo se formo
en su ley
a la luz de un gran farol
medioeval.
Todo el barrio se volco
en aquel
caseron, bajo el parral
a bailar,
y al quejarse el bandoneon
se escucho
tristes las notas de un tango
que nos hablaba de amor,
de mujer, de traición,
de milongas manchadas de sangre
de sus malevos y el Picaflor.
Se fue el arrabal
con toda su ley.
Su historia es, tal vez,
la cruz del puñal.
Se fue el arrabal
que hablaba de amor
y aquel taconear
también se perdio.
Quien no sintio
la emoción del taconear
y el ardor
que provoca el bandoneon
al llorar?
Tango brujo de arrabal,
triste son
que se agita en el misal
de un querer
y en la lirica pasion
del maton.
Notas que muerden las carnes
con su motivo sensual
al volcar la pasion
que llevamos, tal vez, muy adentro,
en lo más hondo del corazón.