Farolito viejo del barrio malevo,
broncea la esquina con pálida luz;
alumbró el reparto después del laburo
y ha sido en la noche también batitú...
Bajo su luz pobre la china apenada
del taita encanado la carta leyó,
mofando con llanto de buena maleva
los versos escritos con el corazón.
También a sus rayos brillaron las dagas
cruzadas en duelo por un mismo amor.
Un muerto sangraba y nadie batía
del taura la hombría que fue vencedor.
Su luz fue testigo oyendo el chamuyo
jugándole sucio al taita bacán...
¡La grela traidora y el chorro cobarde
batieron la cana por miedo al puñal!
Y cuando los tiras a su hombre encanaron
lloraba en sus ojos la luz del farol;
después, una piedra rompió los cristales
bajando al suburbio feroz maldición.
Farolito viejo, estoy entre rejas;
a mi celda triste no llega tu luz...
¡Espero con ansias volver a la esquina
vengándome de ella y del batitú!
broncea la esquina con pálida luz;
alumbró el reparto después del laburo
y ha sido en la noche también batitú...
Bajo su luz pobre la china apenada
del taita encanado la carta leyó,
mofando con llanto de buena maleva
los versos escritos con el corazón.
También a sus rayos brillaron las dagas
cruzadas en duelo por un mismo amor.
Un muerto sangraba y nadie batía
del taura la hombría que fue vencedor.
Su luz fue testigo oyendo el chamuyo
jugándole sucio al taita bacán...
¡La grela traidora y el chorro cobarde
batieron la cana por miedo al puñal!
Y cuando los tiras a su hombre encanaron
lloraba en sus ojos la luz del farol;
después, una piedra rompió los cristales
bajando al suburbio feroz maldición.
Farolito viejo, estoy entre rejas;
a mi celda triste no llega tu luz...
¡Espero con ansias volver a la esquina
vengándome de ella y del batitú!