En Cái tié la Bizcocha
un café de marineros,
y en el café hay una niña
coló de lirio moreno.
Lirio la llaman por nombre
y ese nombre bien le está,
por un cariño cariño
tié las ojeras morás.
Y de Cái a Armería,
con voz ronca de aguardiente,
canta la marinería:
La Lirio, la Lirio tiene,
tiene una pena la Lirio,
y se le han puesto las sienes
moraitas de martirio.
Se dise si es por un hombre,
se dise que si es por dos,
pero la verdá del cuento,
¡Ay señó de los tormentos!,
la saben la Lirio y Dio.
A la mar marea, y a la Virgen, sirio,
y pa duquitas, ¡mare de mi arma!,
pa duquitas negras,
las que tié la Lirio.
Un hombre vino de Cuba
que a la Bizcocha ha pagao
cincuenta moneas de oro
por aquel lirio moreno.
Que fue con un bebediso
de menta y ajonjolí,
que fue una noche de luna,
que fue una tarde de Abrí.
Y de Cái a Armería
canta el novio de la Lirio
con una voz doloría:
La Lirio, la Lirio tiene,
tiene una pena la Lirio,
y se le han puesto las sienes
moraitas de martirio.
Se dise si es por un hombre,
se dise que si es por dos,
pero la verdá del cuento,
¡Ay señó de los tormentos!,
la saben la Lirio y Dio.
A la mar marea, y a la Virgen, sirio,
y pa duquitas, ¡mare de mi arma!,
pa duquitas negras,
las que tié la Lirio.
un café de marineros,
y en el café hay una niña
coló de lirio moreno.
Lirio la llaman por nombre
y ese nombre bien le está,
por un cariño cariño
tié las ojeras morás.
Y de Cái a Armería,
con voz ronca de aguardiente,
canta la marinería:
La Lirio, la Lirio tiene,
tiene una pena la Lirio,
y se le han puesto las sienes
moraitas de martirio.
Se dise si es por un hombre,
se dise que si es por dos,
pero la verdá del cuento,
¡Ay señó de los tormentos!,
la saben la Lirio y Dio.
A la mar marea, y a la Virgen, sirio,
y pa duquitas, ¡mare de mi arma!,
pa duquitas negras,
las que tié la Lirio.
Un hombre vino de Cuba
que a la Bizcocha ha pagao
cincuenta moneas de oro
por aquel lirio moreno.
Que fue con un bebediso
de menta y ajonjolí,
que fue una noche de luna,
que fue una tarde de Abrí.
Y de Cái a Armería
canta el novio de la Lirio
con una voz doloría:
La Lirio, la Lirio tiene,
tiene una pena la Lirio,
y se le han puesto las sienes
moraitas de martirio.
Se dise si es por un hombre,
se dise que si es por dos,
pero la verdá del cuento,
¡Ay señó de los tormentos!,
la saben la Lirio y Dio.
A la mar marea, y a la Virgen, sirio,
y pa duquitas, ¡mare de mi arma!,
pa duquitas negras,
las que tié la Lirio.