Don Samuel Jazmín, hijo de Jonás
De la ley observador
Comerciante fiel a los principios
De no perder jamás
Don Samuel Jazmín, hijo de Jonás
Eminente pensador
Vive por y para su dinero
Para él no puede haber nada mejor
Hace tiempo que en un calcetín
Y debajo de un colchón
El guardaba siempre sus monedas
De toda tentación
Y al anochecer, antes de dormir
Recontaba su caudal
Preso de emoción de verlo entero
Para él no puede haber nada mejor
No gastó jamás en si mismo
Y mucho menos en los demás
Fue tacaño hasta el masoquismo
Roñoso hasta la solemnidad
Don Samuel Jazmín, mercader ratón
Se murió sin disfrutar
La fortuna que siniestramente
La usura le dejó
Avariento y tal, le llegó su fín
En olor de mezquindad
Sin poder llevar al otro mundo
Lo que era su mayor felicidad
De la ley observador
Comerciante fiel a los principios
De no perder jamás
Don Samuel Jazmín, hijo de Jonás
Eminente pensador
Vive por y para su dinero
Para él no puede haber nada mejor
Hace tiempo que en un calcetín
Y debajo de un colchón
El guardaba siempre sus monedas
De toda tentación
Y al anochecer, antes de dormir
Recontaba su caudal
Preso de emoción de verlo entero
Para él no puede haber nada mejor
No gastó jamás en si mismo
Y mucho menos en los demás
Fue tacaño hasta el masoquismo
Roñoso hasta la solemnidad
Don Samuel Jazmín, mercader ratón
Se murió sin disfrutar
La fortuna que siniestramente
La usura le dejó
Avariento y tal, le llegó su fín
En olor de mezquindad
Sin poder llevar al otro mundo
Lo que era su mayor felicidad