JUDAS:
Mi mente clara está,
por fin descubrí
donde todos vamos a parar.
Si quieres desnudar
al hombre del mito,
verás sólo un hombre quedar.
¡Jesús!
Ya empiezas a creer
lo que dicen de ti,
ya crees de verdad
en tu divinidad.
Todas tus ideas
de nada servirán,
porque sólo importa
tu personalidad.
Oye, Cristo,
sé por qué te seguí,
y te pido que me escuches a mi.
No lo olvides,
yo lucho por la libertad.
No pensé que creerían,
que eras su nuevo mesías.
Y sólo eres un libertador.
Yo recuerdo cuando todo empezó:
te llamábamos hombre y no Dios.
Y te juro que aún cuentas con mi admiración.
Pero a tu revolución
todos le dan otra intención.
Si ven el error te matarán.
Nazareth, tu hijo es muy famoso, como ves,
lástima que sea tan popular.
Si fuera heredero del padre carpintero,
a nadie asustaría, ni provocaría.
Oye, Cristo, ¿no te importa tu pueblo?
¿no ves cómo pisotean mi suelo?
Es la ocupación
y la total humillación.
Yo temo a la multitud.
El gritar es su virtud.
Su entusiasmo, es nuestra perdición.
Para nuestra revolución.
Oye, Cristo, yo te quiero pedir
Que recuerdes que debemos vivir.
Y ahora sé que la victoria no es posible.
Tus adeptos están ciegos,
sólo piensan en tus cielos.
Te seguí para una gran misión
Y ahora todo es decepción.
Oye, Cristo, yo te quiero advertir,
que recuerdes que debemos vivir.
Oye, Cristo, yo te quiero advertir,
que recuerdes que debemos vivir.
Cristo, que me escuches,
que me escuches a mi
Yo te quiero pedir, Cristo,
que me escuches
que me escuches a mi.
No me quiere escuchar
No me quiere escuchar
No me quiere escuchar
No me quiere escuchar
Mi mente clara está,
por fin descubrí
donde todos vamos a parar.
Si quieres desnudar
al hombre del mito,
verás sólo un hombre quedar.
¡Jesús!
Ya empiezas a creer
lo que dicen de ti,
ya crees de verdad
en tu divinidad.
Todas tus ideas
de nada servirán,
porque sólo importa
tu personalidad.
Oye, Cristo,
sé por qué te seguí,
y te pido que me escuches a mi.
No lo olvides,
yo lucho por la libertad.
No pensé que creerían,
que eras su nuevo mesías.
Y sólo eres un libertador.
Yo recuerdo cuando todo empezó:
te llamábamos hombre y no Dios.
Y te juro que aún cuentas con mi admiración.
Pero a tu revolución
todos le dan otra intención.
Si ven el error te matarán.
Nazareth, tu hijo es muy famoso, como ves,
lástima que sea tan popular.
Si fuera heredero del padre carpintero,
a nadie asustaría, ni provocaría.
Oye, Cristo, ¿no te importa tu pueblo?
¿no ves cómo pisotean mi suelo?
Es la ocupación
y la total humillación.
Yo temo a la multitud.
El gritar es su virtud.
Su entusiasmo, es nuestra perdición.
Para nuestra revolución.
Oye, Cristo, yo te quiero pedir
Que recuerdes que debemos vivir.
Y ahora sé que la victoria no es posible.
Tus adeptos están ciegos,
sólo piensan en tus cielos.
Te seguí para una gran misión
Y ahora todo es decepción.
Oye, Cristo, yo te quiero advertir,
que recuerdes que debemos vivir.
Oye, Cristo, yo te quiero advertir,
que recuerdes que debemos vivir.
Cristo, que me escuches,
que me escuches a mi
Yo te quiero pedir, Cristo,
que me escuches
que me escuches a mi.
No me quiere escuchar
No me quiere escuchar
No me quiere escuchar
No me quiere escuchar