Creí que buscaba
las moras negras,
y encontré la rosa de zarza.
Creí que cogía
la rosa blanca,
y se hincó la espina en mis venas.
Creí que saldría
clavel caliente,
y brotó un arroyo de leche.
Creí que el arroyo
se hundía en tierra,
y fluyó al Océano verde.
Creí que era aquello
el verde Océano,
y era el río eterno de estrellas
Creí que hallaría,
cruzando el cielo,
al Señor del todo y la nada.
Y sólo encontré
puñado de moras
que de amor en mi mano sangraban.
las moras negras,
y encontré la rosa de zarza.
Creí que cogía
la rosa blanca,
y se hincó la espina en mis venas.
Creí que saldría
clavel caliente,
y brotó un arroyo de leche.
Creí que el arroyo
se hundía en tierra,
y fluyó al Océano verde.
Creí que era aquello
el verde Océano,
y era el río eterno de estrellas
Creí que hallaría,
cruzando el cielo,
al Señor del todo y la nada.
Y sólo encontré
puñado de moras
que de amor en mi mano sangraban.