Sos un rayito de sol
el que da luz a mis mañanas
con ese fresco dulzor de tu sonrisa temprana
Pero no la ves cuadrada en el yeite c**inario
y me calcinás a diario un par de milanesetes.
Si le da por escabiar, prefiere el tinto aceitoso
y yo me quiero morfar el asotillo de un oso
Mire que yo he sido malo y no le aguanto a ninguna,
pero esta me la ha mandado el diablo, para que sufra.
El puré me lo quemás
El agua del mate hierve
Y yo vivo enamorado de esos ojos que me pueden
Como puedo soportar,
mejor mi mamá no sepa,
esto es un viva la pepa,
y no lo puedo parar.
(No puedo, no puedo. Estoy tomando pastillas y no puedo tomar alcohol, si no, me quedo pelado)
Todo lo veo más lindo,
desde que la tengo en casa,
Fray Luis Beltrán y la vía, l
ado norte de Caraza.
Pero le miro la boca cuando dice: "Cucurucho"
y un tronco de un metro veinte...
Lo corto con un serrucho.
Con milanesas de soja me quiere arreglar, carne ni blanca ni roja, todos porotos aduki, y el pibe de la Suzuki que con carpeta y cautela, desliza una muzzarella por debajo de la peta, para paliar el ragú.
Y yo, ni mú.
Y que el Chiche, que Sarita, que varenikes que rosca, ni el volido de una mosca otra a Chichi yo le aguanto. Y para qué llorar tanto por amores contrariados, no sé qué me habrá pasado que ya casi ni atorranto.
Le juro amigo es divina, y no cocina ni friega.
No sé dónde hay calzoncillos, por ejemplo,
y, a veces, hasta me pega.
Los amigos de la barra me ven cambiado y sumiso.
Debe haber sido polaco, el hechizo que me hizo.
el que da luz a mis mañanas
con ese fresco dulzor de tu sonrisa temprana
Pero no la ves cuadrada en el yeite c**inario
y me calcinás a diario un par de milanesetes.
Si le da por escabiar, prefiere el tinto aceitoso
y yo me quiero morfar el asotillo de un oso
Mire que yo he sido malo y no le aguanto a ninguna,
pero esta me la ha mandado el diablo, para que sufra.
El puré me lo quemás
El agua del mate hierve
Y yo vivo enamorado de esos ojos que me pueden
Como puedo soportar,
mejor mi mamá no sepa,
esto es un viva la pepa,
y no lo puedo parar.
(No puedo, no puedo. Estoy tomando pastillas y no puedo tomar alcohol, si no, me quedo pelado)
Todo lo veo más lindo,
desde que la tengo en casa,
Fray Luis Beltrán y la vía, l
ado norte de Caraza.
Pero le miro la boca cuando dice: "Cucurucho"
y un tronco de un metro veinte...
Lo corto con un serrucho.
Con milanesas de soja me quiere arreglar, carne ni blanca ni roja, todos porotos aduki, y el pibe de la Suzuki que con carpeta y cautela, desliza una muzzarella por debajo de la peta, para paliar el ragú.
Y yo, ni mú.
Y que el Chiche, que Sarita, que varenikes que rosca, ni el volido de una mosca otra a Chichi yo le aguanto. Y para qué llorar tanto por amores contrariados, no sé qué me habrá pasado que ya casi ni atorranto.
Le juro amigo es divina, y no cocina ni friega.
No sé dónde hay calzoncillos, por ejemplo,
y, a veces, hasta me pega.
Los amigos de la barra me ven cambiado y sumiso.
Debe haber sido polaco, el hechizo que me hizo.