Qué lejano dolor de cosas viejas
Deja el vano llorar del acordeón,
Un sonido de valse que se queja
Me despierta la palabra incierta del ayer mejor.
Paisajito de yuyos y de olvido
Con tus ruidos de sapos y el zanjón,
Y en la abierta quietud de aquella puerta
La mano blanca y muerta que fue el aldabón.
Llamar los dormidos detalles
Que sueñan en una tarjeta postal,
Volcando su harina en la calle
Nos hace la luna su vieja señal.
La casa del patio querido
La gente sencilla y el viejo rosal,
Me devuelven el barrio perdido
Como una amarilla tarjeta postal.
Tus caminos, abiertos entre berros
Con vecinos charlando en un portón,
Y los grillos, moviendo sus cencerros
Son recuerdos que regresan lerdos con el acordeón.
Paisajito de yuyos que yo añoro
Con el lloro pequeño de este vals,
En la esquina brumosa que no existe
Tu voz pequeña y triste me vuelve a buscar.
Deja el vano llorar del acordeón,
Un sonido de valse que se queja
Me despierta la palabra incierta del ayer mejor.
Paisajito de yuyos y de olvido
Con tus ruidos de sapos y el zanjón,
Y en la abierta quietud de aquella puerta
La mano blanca y muerta que fue el aldabón.
Llamar los dormidos detalles
Que sueñan en una tarjeta postal,
Volcando su harina en la calle
Nos hace la luna su vieja señal.
La casa del patio querido
La gente sencilla y el viejo rosal,
Me devuelven el barrio perdido
Como una amarilla tarjeta postal.
Tus caminos, abiertos entre berros
Con vecinos charlando en un portón,
Y los grillos, moviendo sus cencerros
Son recuerdos que regresan lerdos con el acordeón.
Paisajito de yuyos que yo añoro
Con el lloro pequeño de este vals,
En la esquina brumosa que no existe
Tu voz pequeña y triste me vuelve a buscar.