Tango
1938
Música (ir a la partitura): Agustín Magaldi
Letra: Juan Fulginiti
Bajo el dolor de esa profunda llaga
con que la infiel ha muerto su esperanza
y sin más ley... la ley de su daga
que ha de apagar su sed de venganza;
miró al rival que era su propio hermano
y ante la luz del desengaño impío
¡no pudo más!... y en un mortal desafío
mostró al varón, ya desnudo su facón.
(recitado)
Y sin más juez que su honor,
después de un pujante duelo,
dejó tendido en el suelo
a aquel hermano traidor.
Se inclinó el paisano con dolor
sobre el cuerpo inerte del rival
y al notar que no era aquella herida mortal
miró el cielo como agradecido;
y la indigna llena de terror
se acercó, llorando, junto al ser
que cayó por ella, y por su falso proceder
bajo el acero del honor
¡Mujer fatal!... dijo el paisano altivo,
a vos también debiera castigarte,
pero tal vez... tal vez si es que vivo,
he de volver la deuda a cobrarte;
y si me voy sin castigar tu infamia
es porque sé que ese hombre necesita
que lo curés... con la ternura infinita
que te besó, cuando al rancho yo llegué.
(recitado)
Se quedó como pensando
en sus muertas ilusiones
y mientras le iban surcando
el rostro dos lagrimones...
1938
Música (ir a la partitura): Agustín Magaldi
Letra: Juan Fulginiti
Bajo el dolor de esa profunda llaga
con que la infiel ha muerto su esperanza
y sin más ley... la ley de su daga
que ha de apagar su sed de venganza;
miró al rival que era su propio hermano
y ante la luz del desengaño impío
¡no pudo más!... y en un mortal desafío
mostró al varón, ya desnudo su facón.
(recitado)
Y sin más juez que su honor,
después de un pujante duelo,
dejó tendido en el suelo
a aquel hermano traidor.
Se inclinó el paisano con dolor
sobre el cuerpo inerte del rival
y al notar que no era aquella herida mortal
miró el cielo como agradecido;
y la indigna llena de terror
se acercó, llorando, junto al ser
que cayó por ella, y por su falso proceder
bajo el acero del honor
¡Mujer fatal!... dijo el paisano altivo,
a vos también debiera castigarte,
pero tal vez... tal vez si es que vivo,
he de volver la deuda a cobrarte;
y si me voy sin castigar tu infamia
es porque sé que ese hombre necesita
que lo curés... con la ternura infinita
que te besó, cuando al rancho yo llegué.
(recitado)
Se quedó como pensando
en sus muertas ilusiones
y mientras le iban surcando
el rostro dos lagrimones...