Era la hija del viejito guarda faro,
la princesita de aquella soledad,
y le decían con amor los pescadores
que era la perla más bonita y blanca que guardaba el mar.
Fue para ella que cantaron los marinos
que cruzaban las serenas aguas huérfanas de amor,
y en sus cantos llenos de cariños, siempre le decían
que brillaban sus ojos más que el faro y el sol.
Y escuchando las dulces palabras
de aquellos marinos, feliz sonreía,
para todos guardaba esperanzas
pues era tan buena que a todos quería
y el ensueño de aquellos cantares
volcaba alegría en su corazón,
y solita en aquellos lugares
también como todas forjó una ilusión.
Dicen que un día el capitán de un barco
que navegaba a la deriva y sin timón,
la vio en el faro radiante de belleza
y en su mirada orientó la nave de su corazón.
Y la linda princesita de los mares
sus caricias y ternuras llenas de pasión le dio,
y ahora dicen con dolor aquellos rudos pescadores
que la perla más linda el amor la llevó.
Ya no pasan los lobos marinos
coreando en la proa, humildes canciones,
y la honda tristeza del faro
aumenta la pena de sus corazones
y en las noches oscuras y tristes
si la luz del faro en sus barcos da,
se recuerdan de aquellos ojazos
y a veces algunos se ven lagrimear...
la princesita de aquella soledad,
y le decían con amor los pescadores
que era la perla más bonita y blanca que guardaba el mar.
Fue para ella que cantaron los marinos
que cruzaban las serenas aguas huérfanas de amor,
y en sus cantos llenos de cariños, siempre le decían
que brillaban sus ojos más que el faro y el sol.
Y escuchando las dulces palabras
de aquellos marinos, feliz sonreía,
para todos guardaba esperanzas
pues era tan buena que a todos quería
y el ensueño de aquellos cantares
volcaba alegría en su corazón,
y solita en aquellos lugares
también como todas forjó una ilusión.
Dicen que un día el capitán de un barco
que navegaba a la deriva y sin timón,
la vio en el faro radiante de belleza
y en su mirada orientó la nave de su corazón.
Y la linda princesita de los mares
sus caricias y ternuras llenas de pasión le dio,
y ahora dicen con dolor aquellos rudos pescadores
que la perla más linda el amor la llevó.
Ya no pasan los lobos marinos
coreando en la proa, humildes canciones,
y la honda tristeza del faro
aumenta la pena de sus corazones
y en las noches oscuras y tristes
si la luz del faro en sus barcos da,
se recuerdan de aquellos ojazos
y a veces algunos se ven lagrimear...