Desiertos que me traen tu voz,
amor tan frágil como una burbuja que al mar estira.
Mi fé es tu interior, esfinge que carece de sombras,
así la flama llueve y me mojo con tus fuegos.
Al salir de tu cuerpo me vendaré los ojos.
Al fin la piel es piel y se diluye
y el alma no se va ni se transforma, sólo se destruye.
He de morir sin pausa para no lamer tu hielo.
Ir contra nostalgia...
Y espero en el callejón, ¡al fin ningún destino
habrá sido precóz!
Los tejados se hunden de dolor
en el fondo del viento.
Por tu extrañeza yace inflamada mi obsesión,
¡no puedes ser yo!:
es pequeñez a los dioses pertenecerme
amor tan frágil como una burbuja que al mar estira.
Mi fé es tu interior, esfinge que carece de sombras,
así la flama llueve y me mojo con tus fuegos.
Al salir de tu cuerpo me vendaré los ojos.
Al fin la piel es piel y se diluye
y el alma no se va ni se transforma, sólo se destruye.
He de morir sin pausa para no lamer tu hielo.
Ir contra nostalgia...
Y espero en el callejón, ¡al fin ningún destino
habrá sido precóz!
Los tejados se hunden de dolor
en el fondo del viento.
Por tu extrañeza yace inflamada mi obsesión,
¡no puedes ser yo!:
es pequeñez a los dioses pertenecerme