Un gigante,cuando era infante,
lanzaba pedos que daban miedo.
Y aquel bellaco a un gran saco
fue traspuesto, por molesto.
El gigante, porque era infante,
gritó tan duro que hasta el futuro
llegó su queja, cierta y vieja
como un viento descontento.
No se sabe si al fin la grey
supo tratar gigantes
poco elegantes,
pero de ley.
Dale a tu niño besos,
pues para eso
nos llora el rey.
lanzaba pedos que daban miedo.
Y aquel bellaco a un gran saco
fue traspuesto, por molesto.
El gigante, porque era infante,
gritó tan duro que hasta el futuro
llegó su queja, cierta y vieja
como un viento descontento.
No se sabe si al fin la grey
supo tratar gigantes
poco elegantes,
pero de ley.
Dale a tu niño besos,
pues para eso
nos llora el rey.