Si ya conocemos el fin de este viaje.
Si en esa escollera las olas se apagan.
No habrá primaveras para enamorarse,
en la oscuridad que todo lo atrapa.
Y ves que el océano está tan picado
asusta nadar y sólo hacés la plancha.
Es hora de no dar todo por sentado:
seremos recuerdo, con suerte, mañana.
Qué más que quemar las naves de una buena vez.
Qué más que darlo todo para ser feliz.
Qué más que poner el hombro y mover los pies.
Qué más que soltar el lastre y saltar al fin.
La cosa se puede poner algo densa,
habrá quien te quiera sedar la esperanza.
Escucha la voz que por dentro te suena,
la del corazón, que nunca te falla.
Porque no quedan más toques de queda,
porque dejamos atrás nuestro miedo.
Porque ya fueron las tardes siniestras,
todo está servido, es nuestro momento.
Si en esa escollera las olas se apagan.
No habrá primaveras para enamorarse,
en la oscuridad que todo lo atrapa.
Y ves que el océano está tan picado
asusta nadar y sólo hacés la plancha.
Es hora de no dar todo por sentado:
seremos recuerdo, con suerte, mañana.
Qué más que quemar las naves de una buena vez.
Qué más que darlo todo para ser feliz.
Qué más que poner el hombro y mover los pies.
Qué más que soltar el lastre y saltar al fin.
La cosa se puede poner algo densa,
habrá quien te quiera sedar la esperanza.
Escucha la voz que por dentro te suena,
la del corazón, que nunca te falla.
Porque no quedan más toques de queda,
porque dejamos atrás nuestro miedo.
Porque ya fueron las tardes siniestras,
todo está servido, es nuestro momento.