Fragua de los cuatro vientos,
donde de celos forjabas,
para avivar mis desvelos,
ascuas, tizones y brasas.
Que por ti pené tanto que en la pena perdido,
por el miedo a perderte,
perdí lo conseguido.
Ya no quiero tenerte
que no se tiene nada,
ni el reflejo en el agua,
ni el reflejo en el agua de la malcarada.
Fragua del herrero viejo,
el del mandil de buen cuero,
donde remachan los hombres sus penas al vivo fuego.
Fragua de las cuatro botas,
de los cuatro caballeros,
donde remiendan los hombres la herida de los adentros.
Que por ti pené tanto
que en la pena perdido,
por el miedo a perderte
perdí lo conseguido.
Que no me harás otra,
ni ningún desplante,
donde quieras irte,
allá Dios te ampare.
Ya no quiero tenerte
que no se tiene nada,
ni el reflejo en el agua,
ni el reflejo en el agua de la malcarada.
Y ahora cántame gitana,
carita de limo fresco,
por si en tu risa encontrara consuelo
o lindo arabesco
donde de celos forjabas,
para avivar mis desvelos,
ascuas, tizones y brasas.
Que por ti pené tanto que en la pena perdido,
por el miedo a perderte,
perdí lo conseguido.
Ya no quiero tenerte
que no se tiene nada,
ni el reflejo en el agua,
ni el reflejo en el agua de la malcarada.
Fragua del herrero viejo,
el del mandil de buen cuero,
donde remachan los hombres sus penas al vivo fuego.
Fragua de las cuatro botas,
de los cuatro caballeros,
donde remiendan los hombres la herida de los adentros.
Que por ti pené tanto
que en la pena perdido,
por el miedo a perderte
perdí lo conseguido.
Que no me harás otra,
ni ningún desplante,
donde quieras irte,
allá Dios te ampare.
Ya no quiero tenerte
que no se tiene nada,
ni el reflejo en el agua,
ni el reflejo en el agua de la malcarada.
Y ahora cántame gitana,
carita de limo fresco,
por si en tu risa encontrara consuelo
o lindo arabesco