Cruzando infinitos mares, desafiando leyendas.
Por el libro de Marco Polo, perdieron la cabeza.
Los Reyes bendijeron la aventura, por perlas, oro y especias.
No digas que buscaban nuevas c**turas, ¡no mientas!
El Tesoro Real se agotaba tras ocho siglos de guerra,
la Iglesia dio carácter sagrado al saqueo de estas tierras.
Expandiendo el Reino de Castilla y su falso Dios sobre la Tierra.
Asesinando y esclavizando, en nombre de la Iglesia:
La Cruz y la Espada. X2
Las llaves para comprar el paraíso y ser dueño de la Tierra,
propagando la peste cristiana y robando riquezas.
La codicia de Capitanes e Hidalgos los sedujo a las selvas,
lanzándose a la conquista de espectaculares botines de guerra.
El oro arrancado de las Antillas pagó los viajes de Colón
la población de las islas no pagó más tributos, desapareció.
Algunos se anticiparon a lo que los blancos les traían por destino,
suicidándose en masa y matando a sus hijos.
El abismo tecnológico decidió la contienda.
Asombro ante sus ropas y rasgos, sus armas de guerra.
No sólo cañones y caballos, también sucias jugarretas,
explotando el rencor entre pueblos sometidos por Incas y Aztecas.
Sus más eficaces aliados, virus y bacterias,
contagiando como plagas bíblicas el tifus y la lepra.
confundiendo castigos divinos con brotes de viruela,
fallecían como moscas ante enfermedades nuevas.
Por el libro de Marco Polo, perdieron la cabeza.
Los Reyes bendijeron la aventura, por perlas, oro y especias.
No digas que buscaban nuevas c**turas, ¡no mientas!
El Tesoro Real se agotaba tras ocho siglos de guerra,
la Iglesia dio carácter sagrado al saqueo de estas tierras.
Expandiendo el Reino de Castilla y su falso Dios sobre la Tierra.
Asesinando y esclavizando, en nombre de la Iglesia:
La Cruz y la Espada. X2
Las llaves para comprar el paraíso y ser dueño de la Tierra,
propagando la peste cristiana y robando riquezas.
La codicia de Capitanes e Hidalgos los sedujo a las selvas,
lanzándose a la conquista de espectaculares botines de guerra.
El oro arrancado de las Antillas pagó los viajes de Colón
la población de las islas no pagó más tributos, desapareció.
Algunos se anticiparon a lo que los blancos les traían por destino,
suicidándose en masa y matando a sus hijos.
El abismo tecnológico decidió la contienda.
Asombro ante sus ropas y rasgos, sus armas de guerra.
No sólo cañones y caballos, también sucias jugarretas,
explotando el rencor entre pueblos sometidos por Incas y Aztecas.
Sus más eficaces aliados, virus y bacterias,
contagiando como plagas bíblicas el tifus y la lepra.
confundiendo castigos divinos con brotes de viruela,
fallecían como moscas ante enfermedades nuevas.