Hierven los clubs, y los adolescentes
comen pastillas de colores.
Harto de malvivir, el siglo veinte
muere de mal de amores.
Los hechiceros de la tribu resucitan
para invertir en mis pecados
y hacen los traficantes de estampitas
su agosto en el supermercado.
Y la mentira vale más que la verdad,
y la verdad es un castillo de arena;
y por las autopistas de la libertad
nadie se atreve a conducir sin cadenas.
Y yo me muero de
ganas de decirte que
me muero de
ganas de decirte que te quiero.
Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí
y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.
Cada mañana salto de la cama
pisando arenas movedizas,
cuesta vivir cuando lo que se ama
se llena de ceniza.
Y por las calles vaga solo el corazón
sin un mal beso que llevarse a la boca
y sopla el viento frío de la humillación
envileciendo cada cuerpo que toca.
Y yo me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que te quiero.
Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí
y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.
Y yo me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que te quiero.
Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí
y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.
comen pastillas de colores.
Harto de malvivir, el siglo veinte
muere de mal de amores.
Los hechiceros de la tribu resucitan
para invertir en mis pecados
y hacen los traficantes de estampitas
su agosto en el supermercado.
Y la mentira vale más que la verdad,
y la verdad es un castillo de arena;
y por las autopistas de la libertad
nadie se atreve a conducir sin cadenas.
Y yo me muero de
ganas de decirte que
me muero de
ganas de decirte que te quiero.
Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí
y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.
Cada mañana salto de la cama
pisando arenas movedizas,
cuesta vivir cuando lo que se ama
se llena de ceniza.
Y por las calles vaga solo el corazón
sin un mal beso que llevarse a la boca
y sopla el viento frío de la humillación
envileciendo cada cuerpo que toca.
Y yo me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que te quiero.
Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí
y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.
Y yo me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que me muero de
ganas de decirte que te quiero.
Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí
y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti.