Pasado mañana tuve un sueño
por el Acantilado del Obispo caí
persiguiendo un pájaro sin dueño
y aterricé en un polvorín.
De arenas movedizas
bajo un cielo de betún,
caracolas que agonizan
sin decir ni mu.
Cuando el gallo a sueldo de la madrugada,
llegó con su kikirikí,
desperté soñando que viajaba
desnudo con un maletín.
De arenas movedizas
bajo un cielo de alquitrán,
caracolas que agonizan,
tan lejos del mar.
A mi cita fui pero el horizonte
se había cansado de esperar,
me llamó san Pedro por mi nombre
y no le quise contestar.
Arenas movedizas
bajo un cielo de almidón,
unicornios que agonizan
sin pedir perdón.
Arenas movedizas
bajo un cielo de alquitrán,
Madreselvas que agonizan
tan lejos del mar.
Arenas movedizas
bajo un cielo de betún
Mariposas que agonizan
sin decir ni mú.
por el Acantilado del Obispo caí
persiguiendo un pájaro sin dueño
y aterricé en un polvorín.
De arenas movedizas
bajo un cielo de betún,
caracolas que agonizan
sin decir ni mu.
Cuando el gallo a sueldo de la madrugada,
llegó con su kikirikí,
desperté soñando que viajaba
desnudo con un maletín.
De arenas movedizas
bajo un cielo de alquitrán,
caracolas que agonizan,
tan lejos del mar.
A mi cita fui pero el horizonte
se había cansado de esperar,
me llamó san Pedro por mi nombre
y no le quise contestar.
Arenas movedizas
bajo un cielo de almidón,
unicornios que agonizan
sin pedir perdón.
Arenas movedizas
bajo un cielo de alquitrán,
Madreselvas que agonizan
tan lejos del mar.
Arenas movedizas
bajo un cielo de betún
Mariposas que agonizan
sin decir ni mú.