Me iré despacio un amanecer
que el sol vendrá a buscarme temprano.
Me iré desnudo, como llegué.
Lo que me diste cabe en la mano.
Mientras tú duermes deshilaré
en tuyo y mío lo que fue nuestro
y a golpes de uñas en la pared
dejaré escrito mi ultimo verso.
Y a la grupa del terral, mi chalupa
de blanca vela peinará el mar.
Qué soledad te vendrá a buscar...?
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.
Luna tras luna, llamándome
bajaras donde el azul se rompe.
El viento te abrazará de pie
hurgando el vientre del horizonte.
Una sonrisa se esfumará
rozando el borde de los aleros.
Tu boca amarga preguntará:
para quién brillan hoy los luceros?
Y las olas sembrarán caracolas,
arenas y algas entre tus pies.
Los besarán y se irán después
hacia otra playa.
Cuando me vaya.
Me iré silbando aquella canción
que me cantaba cuando era un crío
un marinero lleno de ron
por si en verano sentía frío.
Me iré despacio y sé que quizás
te evoque triste doblando el faro.
Después la aldea quedará atrás,
después el día será más claro.
Y ese día, dulce melancolía,
has de arrugarte junto al hogar
sin una astilla para quemar.
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.
que el sol vendrá a buscarme temprano.
Me iré desnudo, como llegué.
Lo que me diste cabe en la mano.
Mientras tú duermes deshilaré
en tuyo y mío lo que fue nuestro
y a golpes de uñas en la pared
dejaré escrito mi ultimo verso.
Y a la grupa del terral, mi chalupa
de blanca vela peinará el mar.
Qué soledad te vendrá a buscar...?
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.
Luna tras luna, llamándome
bajaras donde el azul se rompe.
El viento te abrazará de pie
hurgando el vientre del horizonte.
Una sonrisa se esfumará
rozando el borde de los aleros.
Tu boca amarga preguntará:
para quién brillan hoy los luceros?
Y las olas sembrarán caracolas,
arenas y algas entre tus pies.
Los besarán y se irán después
hacia otra playa.
Cuando me vaya.
Me iré silbando aquella canción
que me cantaba cuando era un crío
un marinero lleno de ron
por si en verano sentía frío.
Me iré despacio y sé que quizás
te evoque triste doblando el faro.
Después la aldea quedará atrás,
después el día será más claro.
Y ese día, dulce melancolía,
has de arrugarte junto al hogar
sin una astilla para quemar.
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.