Duermes,
mientras la ciudad golpea el cristal con su llanto,
ajena a tu sueño. Qué pena que este milagro
de verte dormida en paz
no desborde el muro de esta habitación.
Ojalá que mañana,
cuando te despiertes,
duerma mi dolor.
Duermes,
y bajo el flexo una estudiante reza la locura
de huir con los muchachos del camión de la basura.
Y, mientras, los bares
entierran la c**pa de esta gran ciudad.
Tantas soledades
sin saber que duermes
no pueden amar.
Duermes,
insomne cruzo la casa y te busco intranquilo,
porque sueño a tu lado,
aunque no duerma contigo.
Duermes,
perdona mi maldita costumbre de despertarte
porque tengo miedo,
o porque llego tarde.
Duermes,
y un hombre escribe versos frente a una computadora.
Temblando, en la pantalla, abre la caja de Pandora.
Y en un cuarto de hotel,
busca encendida en el minibar
el rumor de las olas
una pareja que esta
noche no dormirá.
Duermes,
y un hombre llora en un taxi mientras suena la radio.
Una mujer desnuda lo detiene en un semáforo.
Nadie sabe que duermes,
no consta en los diarios.
Qué lástima la gente
que nunca besará la paz
sobre tus párpados.
Duermes,
insomne cruzo la casa y te busco intranquilo,
porque sueño a tu lado,
aunque no duerma contigo.
Duermes,
perdona mi maldita costumbre de despertarte
porque tengo miedo,
o porque llego tarde.
Madrid no duerme. Vela por nuestro sueño, atento a nuestro descanso. En su vigilia los estudiantes, bajo un flexo, sueñan huidas imposibles. Los bares susurran nuestros nombres y nos reprochan la falta. La Gran Vía es un estrépito de huidas. Madrid levanta su andamio en torno a nuestro sueño, esperando tu llegada a la mañana siguiente. Y a este cantautor insomne lo reconforta el guiño de sus faros. Huérfano de sueño, abro los balcones y escucho el murmullo su mar inexistente. Las olas llegan hasta los pies de tu cama. Encallo en la colcha y beso la paz de tus párpados.
mientras la ciudad golpea el cristal con su llanto,
ajena a tu sueño. Qué pena que este milagro
de verte dormida en paz
no desborde el muro de esta habitación.
Ojalá que mañana,
cuando te despiertes,
duerma mi dolor.
Duermes,
y bajo el flexo una estudiante reza la locura
de huir con los muchachos del camión de la basura.
Y, mientras, los bares
entierran la c**pa de esta gran ciudad.
Tantas soledades
sin saber que duermes
no pueden amar.
Duermes,
insomne cruzo la casa y te busco intranquilo,
porque sueño a tu lado,
aunque no duerma contigo.
Duermes,
perdona mi maldita costumbre de despertarte
porque tengo miedo,
o porque llego tarde.
Duermes,
y un hombre escribe versos frente a una computadora.
Temblando, en la pantalla, abre la caja de Pandora.
Y en un cuarto de hotel,
busca encendida en el minibar
el rumor de las olas
una pareja que esta
noche no dormirá.
Duermes,
y un hombre llora en un taxi mientras suena la radio.
Una mujer desnuda lo detiene en un semáforo.
Nadie sabe que duermes,
no consta en los diarios.
Qué lástima la gente
que nunca besará la paz
sobre tus párpados.
Duermes,
insomne cruzo la casa y te busco intranquilo,
porque sueño a tu lado,
aunque no duerma contigo.
Duermes,
perdona mi maldita costumbre de despertarte
porque tengo miedo,
o porque llego tarde.
Madrid no duerme. Vela por nuestro sueño, atento a nuestro descanso. En su vigilia los estudiantes, bajo un flexo, sueñan huidas imposibles. Los bares susurran nuestros nombres y nos reprochan la falta. La Gran Vía es un estrépito de huidas. Madrid levanta su andamio en torno a nuestro sueño, esperando tu llegada a la mañana siguiente. Y a este cantautor insomne lo reconforta el guiño de sus faros. Huérfano de sueño, abro los balcones y escucho el murmullo su mar inexistente. Las olas llegan hasta los pies de tu cama. Encallo en la colcha y beso la paz de tus párpados.