Es inútil, no vale la pena
en invierno el sol no calienta
sino que se congela
y cae a trozos sobre mí
y me raja el alma
Cada grito mudo se queja
toneladas de tristeza
mi mochila de cemento
y mi cabeza que no para de pensarte
y ¡cómo pesas!
Si no quieres escuchar, caminaté...
si no me quieres mirar, pisamé...
aún puedo ser la acera donde tu perro juega
aprovéchate...
Cómo una limosna me entregas
instantes de tu presencia
que me arranca mil sonrisas ciegas
un topo sé en tu indiferencia
que me mata dentro
Y esos ojos ya no se tropiezan
ni tiemblan cuando estoy cerca, no,
ahora bostezan y se van
no importa donde...
Si no quieres escuchar, caminaté...
si no me quieres mirar, pisamé...
aún puedo ser la perra que en tu olvido cojea
aprovéchate...
Aquí me ves quemando margaritas a tus pies...
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés
y tú con tu boca en cualquier bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa
no ves mi derrota
mira, no ves mi derrota
Tu cariño sale ya sin fuerza
como el cava en la botella
que lleva una vida abierta
Mil patéticos lo intentan
no juegues, no mientas
Nunca vi una mirada tan hueca
tan vacía de ganas
tan lejos cuanto más te acercas
y aún te ríes cuando echas sal en mi tristeza
Y la vida te dará lo que me das
desde el barro quizás me recordarás
y te verás buceando, en tus podridos charcos
y allí te ahogarás
Aquí me ves quemando margaritas a tus pies
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés
y tú con tu boca en cualquier bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa
no ves mi derrota
Duelen las penas, duelen la penas
me mata el veneno de esa viuda negra
duele la pena, duele la pena
y me está matando esa mujer
Aquí me ves quemando margaritas a tus pies
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés
y tú con tu boca en un bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa
no ves mi derrota
idiota, no ves mi derrota
idiota...
en invierno el sol no calienta
sino que se congela
y cae a trozos sobre mí
y me raja el alma
Cada grito mudo se queja
toneladas de tristeza
mi mochila de cemento
y mi cabeza que no para de pensarte
y ¡cómo pesas!
Si no quieres escuchar, caminaté...
si no me quieres mirar, pisamé...
aún puedo ser la acera donde tu perro juega
aprovéchate...
Cómo una limosna me entregas
instantes de tu presencia
que me arranca mil sonrisas ciegas
un topo sé en tu indiferencia
que me mata dentro
Y esos ojos ya no se tropiezan
ni tiemblan cuando estoy cerca, no,
ahora bostezan y se van
no importa donde...
Si no quieres escuchar, caminaté...
si no me quieres mirar, pisamé...
aún puedo ser la perra que en tu olvido cojea
aprovéchate...
Aquí me ves quemando margaritas a tus pies...
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés
y tú con tu boca en cualquier bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa
no ves mi derrota
mira, no ves mi derrota
Tu cariño sale ya sin fuerza
como el cava en la botella
que lleva una vida abierta
Mil patéticos lo intentan
no juegues, no mientas
Nunca vi una mirada tan hueca
tan vacía de ganas
tan lejos cuanto más te acercas
y aún te ríes cuando echas sal en mi tristeza
Y la vida te dará lo que me das
desde el barro quizás me recordarás
y te verás buceando, en tus podridos charcos
y allí te ahogarás
Aquí me ves quemando margaritas a tus pies
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés
y tú con tu boca en cualquier bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa
no ves mi derrota
Duelen las penas, duelen la penas
me mata el veneno de esa viuda negra
duele la pena, duele la pena
y me está matando esa mujer
Aquí me ves quemando margaritas a tus pies
con la lengua ardiendo
y mi alma a la sombra de un ciprés
y tú con tu boca en un bar de copas
regalando besos, perdiendo la ropa
no ves mi derrota
idiota, no ves mi derrota
idiota...