La práctica del desheredado
amenaza con atestar de muertos en Tel Aviv
el autobús que recorre la línea dieciocho, a la vez que las autoridades israelíes,
programan el infanticidio diferido de la nación árabe. Después de que las imágenes en torno a la cruel esterilización permanezcan mudas como una traición.
Bombas judías.
Contagiadas, tal vez, por la ola revisionista de la que se deja aconsejar este tiempo. Nuevas modas que hacen que el museo del holocausto, en Jerusalém, conserve imágenes en blanco y negro.
Pero desprecie el color de una sangre todavía caliente, mientras aplauden el que la diplomacia del horror falle el premio nobel en la persona de Henry Kissinger.
Bombas Judías.
La inteligencia que programa vidas. La denuncia, aunque sorda, repleta de contenido. Por eso, aquellos que sobrevivan a las bombas judías morirán abrazados a un cargamento de fe. Quedando sus restos entre los amasijos de hierro, que aun no sabiendo nada de sentimientos, se retuercen como las madres que exhiben los retratos de sus hijos muertos. Bombas judías, a la misma hora que el virus del ébola, remite su impasible desprecio por la vida, haizbolla recrudece sus objetivos. A pesar así de cosechar las 'uvas de la ira'.
Bombas judías. Inteligencia al servicio de las bombas.
amenaza con atestar de muertos en Tel Aviv
el autobús que recorre la línea dieciocho, a la vez que las autoridades israelíes,
programan el infanticidio diferido de la nación árabe. Después de que las imágenes en torno a la cruel esterilización permanezcan mudas como una traición.
Bombas judías.
Contagiadas, tal vez, por la ola revisionista de la que se deja aconsejar este tiempo. Nuevas modas que hacen que el museo del holocausto, en Jerusalém, conserve imágenes en blanco y negro.
Pero desprecie el color de una sangre todavía caliente, mientras aplauden el que la diplomacia del horror falle el premio nobel en la persona de Henry Kissinger.
Bombas Judías.
La inteligencia que programa vidas. La denuncia, aunque sorda, repleta de contenido. Por eso, aquellos que sobrevivan a las bombas judías morirán abrazados a un cargamento de fe. Quedando sus restos entre los amasijos de hierro, que aun no sabiendo nada de sentimientos, se retuercen como las madres que exhiben los retratos de sus hijos muertos. Bombas judías, a la misma hora que el virus del ébola, remite su impasible desprecio por la vida, haizbolla recrudece sus objetivos. A pesar así de cosechar las 'uvas de la ira'.
Bombas judías. Inteligencia al servicio de las bombas.