No me gusta a mí la gente que habla tanto de otra gente,
no me gustan aquellos que me juzgan sin parar,
no me fío de esos que me usan como excusa
y justifican de esta forma su manera de actuar.
No me gustan los rumores que corren boca a boca,
se transmiten como virus, aspirando a ser verdad,
no comprendo el atractivo que le ven a perder tiempo
de sus vidas criticando las vidas de los demás.
No me gustan los que escupen a la espalda de un colega,
y a la cara le sonríen, y le besan, y le dan
su cariño envenenao que es tan falso y es tan malo
como whisky de garrafa que me dan de madrugá.
No me gustan los corrillos que se cierran en su farsa,
me entristecen seriamente si los tengo que aguantar,
No me agradan las personas que rezuman prejuicios
y te archivan y etiquetan, y presumen de moral.
No tolero en mi cortijo la cizaña y la mentira,
no doy rancho ni doy cama a quien le rinde devoción,
me incomodan los que hacen de la vida de los otros
su novela, su tertulia, su c**tura y su pasión.
Y no pretendo yo, con esto, dar lecciones de maneras,
ni pretendo ser Don Bueno, ni venderme como tal,
pero hay veces en la vida en que es mejor decirlo claro
y yo ya estaba un poco harto de escuchar y de callar.
Letra y Música. Antonio Arco
arreglos: El puchero del hortelano
no me gustan aquellos que me juzgan sin parar,
no me fío de esos que me usan como excusa
y justifican de esta forma su manera de actuar.
No me gustan los rumores que corren boca a boca,
se transmiten como virus, aspirando a ser verdad,
no comprendo el atractivo que le ven a perder tiempo
de sus vidas criticando las vidas de los demás.
No me gustan los que escupen a la espalda de un colega,
y a la cara le sonríen, y le besan, y le dan
su cariño envenenao que es tan falso y es tan malo
como whisky de garrafa que me dan de madrugá.
No me gustan los corrillos que se cierran en su farsa,
me entristecen seriamente si los tengo que aguantar,
No me agradan las personas que rezuman prejuicios
y te archivan y etiquetan, y presumen de moral.
No tolero en mi cortijo la cizaña y la mentira,
no doy rancho ni doy cama a quien le rinde devoción,
me incomodan los que hacen de la vida de los otros
su novela, su tertulia, su c**tura y su pasión.
Y no pretendo yo, con esto, dar lecciones de maneras,
ni pretendo ser Don Bueno, ni venderme como tal,
pero hay veces en la vida en que es mejor decirlo claro
y yo ya estaba un poco harto de escuchar y de callar.
Letra y Música. Antonio Arco
arreglos: El puchero del hortelano