Año de 1900 y los que van a contar,
murió Anastacio Pacheco,
principal de Ecanatlán,
el principio del enojo
fué que Anastacio a la mala
le reclamaba unos bueyes
al señor Victor Ayala.
Le dice Victor Ayala
yo no soy tu roba bueyes,
yo tengo plata sellada
en ese real de los reyes,
decía Temoteo González,
¿Qué le pasa compadrito?,
el que con usted las quiera
conmigo amarra cortito.
Le dice Victor Ayala,
compadre si usted lo mata
le doy un buey escogido
y unas tres o cuatro vacas,
tomó la daga en la mano,
se alzó la manga hasta arriba,
porque le había prometido
que por él daba la vida.
Murió Anastacio,
que era hombre rico,
era valiente cual era un león,
pero el más hombre muere a traición,
desde su esposa también sus hijos,
cuando les dieron ésta razón
y fue un llorar sin consolación.
Vuela vuela palomita,
párate en ese árbol seco,
a publicar la noticia
de este Anastacio Pacheco.
Murió Anastacio,
que era hombre rico,
era valiente cual era un león,
pero el más hombre muere a traición,
desde su esposa también sus hijos,
cuando les dieron ésta razón
y fue un llorar sin consolación.
murió Anastacio Pacheco,
principal de Ecanatlán,
el principio del enojo
fué que Anastacio a la mala
le reclamaba unos bueyes
al señor Victor Ayala.
Le dice Victor Ayala
yo no soy tu roba bueyes,
yo tengo plata sellada
en ese real de los reyes,
decía Temoteo González,
¿Qué le pasa compadrito?,
el que con usted las quiera
conmigo amarra cortito.
Le dice Victor Ayala,
compadre si usted lo mata
le doy un buey escogido
y unas tres o cuatro vacas,
tomó la daga en la mano,
se alzó la manga hasta arriba,
porque le había prometido
que por él daba la vida.
Murió Anastacio,
que era hombre rico,
era valiente cual era un león,
pero el más hombre muere a traición,
desde su esposa también sus hijos,
cuando les dieron ésta razón
y fue un llorar sin consolación.
Vuela vuela palomita,
párate en ese árbol seco,
a publicar la noticia
de este Anastacio Pacheco.
Murió Anastacio,
que era hombre rico,
era valiente cual era un león,
pero el más hombre muere a traición,
desde su esposa también sus hijos,
cuando les dieron ésta razón
y fue un llorar sin consolación.