Jamás te recuerdo,
porque nunca te olvido,
tu cuerpo fue la guarida,
favorita de mi cuerpo.
Hay una estela de ausencia,
de coincidencia literaria,
de locas armonias,
de piel azteca.
Y ahora tengo las arterias,
llenas de etcéteras,
y un corazon espartano,
y unas manos,
que creen en los milagros.
Pero son tan perezosos,
son tan impuntuales,
como hermosas tus tristezas,
como las mias fatales.
Y ahora tengo las arterias,
llenas de etcéteras,
y un corazón espartano,
y unas manos,
que creen en los milagros.
Al límite de un temblor,
de conspiración divina,
el rumbo de tus sueños,
coincide con mis pesadillas.
porque nunca te olvido,
tu cuerpo fue la guarida,
favorita de mi cuerpo.
Hay una estela de ausencia,
de coincidencia literaria,
de locas armonias,
de piel azteca.
Y ahora tengo las arterias,
llenas de etcéteras,
y un corazon espartano,
y unas manos,
que creen en los milagros.
Pero son tan perezosos,
son tan impuntuales,
como hermosas tus tristezas,
como las mias fatales.
Y ahora tengo las arterias,
llenas de etcéteras,
y un corazón espartano,
y unas manos,
que creen en los milagros.
Al límite de un temblor,
de conspiración divina,
el rumbo de tus sueños,
coincide con mis pesadillas.